Los signos de la “nueva religión”

Los signos de la “nueva religión”

El pesebre es símbolo de niños, familias, relaciones, trabajo, pobreza y comunión, que eran también los signos de la Navidad cristiana. Valores opuestos a los de la nueva Navidad consumista, que se basa en el individuo.

Luigino Bruni

publicado en el Messaggero di Sant'Antonio el 03/01/2025

En los grandes momentos de cambios de época y de civilización, las tragedias y las farsas se mezclan y a menudo se confunden. Hemos asistido, este año también, a la polémica insoportable de los pesebres en las escuelas y en los lugares públicos, porque, según dicen algunos líderes de opinión, habrían ofendido a niños y personas de otras religiones; todo para después descubrir, por medio de una charla con la gente, que a las personas de otras religiones el pesebre no les generaba ningún fastidio, sino que había un resentimiento que sí sentían, en cambio, los intelectuales locales empeñados ideológicamente en una lucha sin cuartel para destruir los últimos vestigios de la tradición cristiana. Como si el pesebre fuese solamente, o sobre todo, un asunto de religión cristiana, y no una realidad mestiza hecha por un niño, una choza, ovejas, pastores, campesinos, burros, bueyes, ángeles, laguitos de papel aluminio, mecanismos sofisticados para accionar pozos y cascadas, fuegos, luces, noches, el pastor que duerme, también incluso Maradona y Sinner. Hemos amado y amamos a los pesebres porque es ahí que aprendimos a representar la vida, y es ahí que hemos visto a nuestra propia gente, y su amor.

Todas cosas que, para nuestros legisladores, son violentas y ofensivas. En verdad, deberíamos decir que lo que realmente da fastidio a nuestra época es la navidad, una representación construida completamente alrededor de un recién nacido, una mamá y un papá, en un mundo que ya no hace a los niños, y que no quiere nada que los recuerde porque lo sentimos como un juicio sobre nuestra vida no muy generosa para arriesgarse a traer un niño al mundo. Olvidando así que el pesebre es parte de la tradición franciscana, un don de Francisco, que en la Grecio de ochocientos años atrás quiso representar el nacimiento del Señor. Y nació como pesebre viviente, como presente de la vida, de la naturaleza, una expresión de aquella fraternidad cósmica y de esa igualdad entre todas las criaturas vivientes que hoy tanto quisiéramos, en cualquier lado, salvo en el pesebre.

La destrucción sistemática de todo tipo de rastro de nuestra herencia cristiana significa, por otro lado, la destrucción de los últimos puentes que conectan a los jóvenes con la comprensión del arte de nuestras ciudades, nuestras iglesias y nuestros museos, cuyas pinturas y estatuas están en su mayoría inspiradas en la Biblia y en el cristianismo; ese arte que todavía hoy le está dando vida a buena parte de nuestra economía, y que dejará de hacerlo cuando la mayoría de nuestros empresarios culturales hayan perdido todos los códigos simbólicos cristianos.

Esta es la tragedia. Pero hay también una farsa. Los mismos intelectuales, así como critican al pesebre, se quedan casi siempre callados ante las transformaciones de la Navidad en una fiesta guiada por la nueva religión consumista. Un mes de compras en masa, iniciado por el black friday, que a nuestros observadores les causa mucho menos fastidios que el pequeño pesebre, símbolo de sobriedad y de pobreza.

Tenemos que comprender entonces que el verdadero conflicto es un conflicto de civilización. El pesebre es símbolo de familia, de relaciones, de trabajo, de pobreza y de comunión, que eran también los signos de la Navidad cristiana. Valores opuestos a los de la nueva Navidad consumista, basada en el individuo, en el desperdicio y cada vez más en el self-regalo, que ha ocupado el lugar del don. La ocupación y la transformación de las fiestas siempre fue en la historia el acto definitivo de la llegada de las nuevas religiones. Pero nuestros intelectuales, demasiado ocupados en criticar al pesebre, no se dan cuenta. Y el nuevo culto consumista y nihilista avanza de lo más tranquilo. ¡Buen año!

Credit Foto: © Image by Gerd Altmann from Pixabay


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