Economía del gozo

stdClass Object
(
    [id] => 20168
    [title] => Es hora de liberar nuestro corazón de la esclavitud del querer ser perfectos
    [alias] => es-hora-de-liberar-nuestro-corazon-de-la-esclavitud-del-querer-ser-perfectos
    [introtext] => 

Economía de la alegría 7/ El shabbat del Jubileo nos hace ver en qué momentos nos estamos convirtiendo en el faraón de nosotros mismos, para aprender así a hacer florecer toda nuestra belleza.

Luigino Bruni

publicado en Avvenire el 03/06/2025

La cultura sabática, que es la que funda el Jubileo, lleva un mensaje antropológico muy importante, porque toca elementos decisivos en el florecimiento de las personas y las comunidades. Y esto es porque el shabbat, y por ende el año sabático, está enlazado con esa capa subterránea y profunda de la Biblia que es la tradición sapiencial. Sin la sapiencia no se entiende el shabbat, y la sapiencia bíblica no vive ni madura sin entender el shabbat, en una reciprocidad admirable. La sapiencia es un hilo de oro en la Biblia, y de los más firmes. Aquel espíritu que en Grecia se manifestó como sophia y philo-sophia, en la misma época aproximadamente, entre Egipto y el Creciente fértil, se convirtió en sapiencia, que en los textos bíblicos alcanzó grandes alturas. La filosofía se origina con el asombro por un mundo que podría no ser pero que es; la sapiencia, en cambio, nace del descubrimiento de una realidad más profunda que la que se muestra a los sentidos, y que contiene palabras diferentes que enseñan el oficio de vivir. El ser humano también se asombra en la sapiencia, pero su primer y fundamental asombro nace del desvelamiento de otro mundo, que incluye la sabiduría inscrita en los tiempos y momentos de la naturaleza, en el reconocer un nido de pájaros, en el saber arreglar con las manos un arado o una motocicleta, en el aprender la ‘cantidad suficiente’ de sal. Es un movimiento ascendente, tan bajo como la tierra, humilde como el humus, popular, que enseña la vida quedándose en el suelo, y ahí, algún día distinto, se huele un perfume más intenso, el de la vida que coincide con el olor de Dios y de sus espíritus. El hombre bíblico es un soñador de un Adán diferente porque ha sido soñado por un Dios diferente.

[fulltext] =>

Esta sapiencia es el aliento que guió, junto al espíritu, la mano de los escritores de muchas páginas de la Biblia. Una de estas se encuentra en los Libros de los Reyes, particularmente en los relatos que hablan de Salomón, hijo del rey David. La parábola de su reino y de su vida solo se entienden a la luz de la sapiencia bíblica. Dios había dado a Salomón justamente la sapiencia, como respuesta superabundante a lo que él había pedido al empezar su reinado: “Dios concedió a Salomón una sabiduría y una inteligencia muy grandes… Era más sabio que cualquier otro hombre (1 Reyes 4:29-31). Por su sapiencia, “Salomón reinó sobre todo Israel” (1 Re 4:1). El Libro de los Reyes empieza entonces mostrándonos a Salomón en su punto más alto de esplendor y de gloria.(1 Re 4,20).

Pero avanzando en la lectura, nos damos cuenta de que la cima del éxito de Salomón coincide con el comienzo de su declive. En efecto, otro día, aquel rey sabio pierde su sapiencia, el gran talento de su vida: “Y cuando Salomón ya era viejo... su corazón dejó de ser íntegro al Señor su Dios… Salomón hizo lo malo ante los ojos del Señor y no siguió plenamente al Señor” (1 Re 11:4-6).

La Biblia no nos dice por qué empezó la decadencia moral de su rey más sapiente. Quizás calla para dejarnos en silencio un mensaje importante y universal: muchos sabios se pierden sin darse cuenta, abandonan el buen camino pensando, durante largas millas, que siguen caminando por la senda correcta. Si luego leemos estos capítulos sobre la decadencia de Salomón a la luz de la sapiencia y del shabbat, puede emerger un indicio importante acerca de este declive – aunque no sea el único. Intuimos que la decadencia empezó quizás cuando Salomón decide terminar su obra maestra, el templo de Jerusalén: “Salomón edificó el templo y lo terminó” (1 Re 6:14). Y acá entra en juego la cultura jubilar y por tanto la del shabbat, que la funda. La incompletud y la imperfección son, en efecto, dimensiones fundamentales del humanismo bíblico. Moisés, después de haber liberado de Egipto al pueblo, la obra más grande, muere sin llegar a la tierra prometida. Los patriarcas, como David, son hombres imperfectos, y así son presentados por la Biblia, lo mismo las matriarcas y muchas mujeres bíblicas. Estupendas y estupendos porque imperfectos, llenos de defectos, de errores, de limitaciones. La santidad bíblica es diferente a la católica, porque es perfección en la imperfección.

Y nos llega también a nosotros. Cuando un día descubrimos lo que parece ser nuestra misión más grande, la obra maestra de nuestra existencia, con este fantástico descubrimiento-revelación nace y crece también la convicción de que el florecimiento de nuestra vida, su realización, consiste en llevar a término esa misión, que nuestra felicidad está en el cumplimiento de aquella vocación. Y así, desde ahí en adelante, le dedicamos a este objetivo las más grandes y lindas energías – no podría ser de otra manera, y está bien que así sea, sobre todo en los jóvenes. Sin embargo, después, otro día, mucho más tarde, intuimos algunas veces algo nuevo. Que dentro de esa obra maestra que estamos construyendo, junto con nuestra salvación se esconde también nuestra derrota. Entendemos, de una manera un poco vaga al principio, que esa misión estupenda se estaba volviendo con el tiempo una ‘maldición de la abundancia’, que esa enorme gracia juvenil se estaba volviendo nuestra condena. Cuando llega esta intuición, que por su naturaleza misma nunca es lo suficientemente evidente, a menudo maldecimos el pasado, el don y la misión, de las que nos sentimos, de golpe, siervos o esclavos, las percibimos como amos que nos han engañado y robado la vida. Hasta que otro día, y este de verdad maravilloso, logramos entender que en ese engaño también había una bendición, aquella que en el dolor nos permitió entender lo que ahora vemos como el gran secreto de la vida. Y ahí comienza un nuevo rezo, se aprende a agradecer de verdad a Dios, o al menos a la vida. Es el día del shabbat del corazón. Un shabbat especial e invisible, totalmente íntimo y secreto, que brota de manera natural como una hermosa flor en su momento oportuno, siempre que la semilla haya sido echada a un buen terreno que la haya acogido y cuidado. Llega como una luz fuerte y dolorosa, que ilumina más el futuro que el pasado, porque señala el único camino posible para continuar viviendo bien, en el olvido de los frutos pasados y futuros.

En estos momentos, raros pero necesarios, se comprende finalmente una misteriosa ley humana, una de las más verdaderas, que solo la sapiencia nos puede desvelar. Cuando la vida nos dio grandes talentos, y uno más grande y más precioso que todos los otros, llega el día adulto en que su ejercicio empieza a quitarnos algo esencial, sobre todo si ese talento se llama vocación - religiosa, artística, científica, familiar… En efecto, nos encontramos, de repente y sin previo aviso, en una encrucijada decisiva. Es el cruce que separa la calle larga y en bajada sobre la que podemos seguir empujando nuestros éxitos alcanzados hasta ahora, de la otra calle, mucho más pequeña, con baches y en subida, que se llama auto-subversión. Es una segunda callecita humilde que te dice: ‘no consumas tu éxito hasta el final, no sigas explotando tus talentos, deja un espacio en tu corazón sin cultivar. Déjalo ir libre en su momento más bello, y empieza de nuevo, pobre y desnudo como el primer día de la juventud. Esta es para ti la única calle sobre la cual terminar ligero el camino en la tierra. Celebra el shabbat’. Es el día en que Sor Juana entiende que debe regresar Juana para poder seguir siendo, de verdad y de otra manera, Sor Juana; el día en que Mario, poeta, entiende que Mario vale más que el poeta. Nos damos cuenta de que aquella vocación-talento que de jóvenes nos hizo volar, de adultos se vuelve de repente una carga, y que para seguir camino solo tenemos que tirarla al mar, después de haberle agradecido. Se vuelve a los sitios de antes de la vocación buscando ese algo que había al comienzo, porque sabemos que tiene que estar todavía ahí.

Es el día en que la mariposa agradece a la oruga y el resucitado al crucificado. Y ya no volverán atrás. Nuestra vocación, el talento y la misión más grande se cumplen si un día descubrimos esa castidad distinta que no nos deja consumir hasta el fondo nuestra vocación/talento, aún cuando después sigamos en la misma casa de siempre. Y entendemos que esa incompletud es simplemente el cumplimiento de la vocación. Y quizás también nos reconciliamos con aquella comunidad, ya menos luminosa y profética que aquella a la que habíamos ingresado de jóvenes, y que en realidad está precisamente cumpliendo su misión.

El centro de este shabbat reside entonces totalmente en una nueva forma de castidad, porque ya no podemos usar nuestros talentos para nosotros, porque si seguimos haciéndolo nos convertimos en el faraón de nuestra vida, y así la apagamos. Y después de haber gastado toda una vida en la búsqueda de la pureza y la castidad, nos damos cuenta de que la castidad esencial es otra, y muy distinta. Es la castidad que hay que vivir contra nosotros mismos, la que nos posibilita no auto-devorarnos rentabilizando toda nuestra alma y nuestra belleza – castidad significa no devorar la belleza de los otros, lo sabemos, pero primero significa no devorar nuestra belleza. Entendemos que llegó finalmente el séptimo día, el séptimo tiempo sabático, el de la gratuidad verdadera, y decimos: shabbat shalom; que la tierra que no se pone en renta y se deja reposar después de 49 años es nuestro corazón, y que el esclavo que hay que liberar somos nosotros. Y así arrancan muchos descubrimientos, todos hijos de este shabbat del corazón: que nuestra más linda sinfonía es aquella inacabada; que nuestra verdadera obra maestra es aquella que no hicimos de la forma en que la habíamos querido y pensado; que el libro más hermoso es el que no escribimos y nunca escribiremos. Este shabbat es un no-trabajo duro que consiste en dejarse trabajar, es el tiempo de la mansedumbre, de aceptar y recibir la mano del buen pastor que pasa por el lomo del corazón. Es el día del don de la sapiencia adulta.

Esta lógica solo puede enseñarla la sapiencia. Somos más grandes y más hermosos que las cosas más grandes y hermosas que podemos hacer, somos más grandes y hermosos que nuestros talentos, que nuestras misiones, que nuestras obras maestras, incluso que nuestra vocación. Porque fuimos creados por amor y no por utilidad, ni siquiera para ser útiles al Reino de Dios y a sus templos. Todo esto lo enseña el shabbat.

[checked_out] => 0 [checked_out_time] => 0000-00-00 00:00:00 [catid] => 1171 [created] => 2025-06-03 07:12:05 [created_by] => 64 [created_by_alias] => Luigino Bruni [state] => 1 [modified] => 2025-06-12 14:09:49 [modified_by] => 64 [modified_by_name] => Antonella Ferrucci [publish_up] => 2025-06-03 07:12:05 [publish_down] => 0000-00-00 00:00:00 [images] => {"image_intro":"","float_intro":"","image_intro_alt":"","image_intro_caption":"","image_fulltext":"","float_fulltext":"","image_fulltext_alt":"","image_fulltext_caption":""} [urls] => {"urla":false,"urlatext":"","targeta":"","urlb":false,"urlbtext":"","targetb":"","urlc":false,"urlctext":"","targetc":""} [attribs] => {"article_layout":"","show_title":"","link_titles":"","show_tags":"","show_intro":"","info_block_position":"","info_block_show_title":"","show_category":"","link_category":"","show_parent_category":"","link_parent_category":"","show_associations":"","show_author":"","link_author":"","show_create_date":"","show_modify_date":"","show_publish_date":"","show_item_navigation":"","show_icons":"","show_print_icon":"","show_email_icon":"","show_vote":"","show_hits":"","show_noauth":"","urls_position":"","alternative_readmore":"","article_page_title":"","show_publishing_options":"","show_article_options":"","show_urls_images_backend":"","show_urls_images_frontend":"","helix_ultimate_image":"images\/2025\/06\/02\/Economia_gioia_07_ant.jpg","helix_ultimate_image_alt_txt":"","spfeatured_image":"images\/2025\/06\/02\/Economia_gioia_07_ant.jpg","helix_ultimate_article_format":"standard","helix_ultimate_audio":"","helix_ultimate_gallery":"","helix_ultimate_video":"","video":""} [metadata] => {"robots":"","author":"","rights":"","xreference":""} [metakey] => [metadesc] => [access] => 1 [hits] => 36 [xreference] => [featured] => 1 [language] => es-ES [on_img_default] => 0 [readmore] => 8900 [ordering] => 0 [category_title] => ES - Economía del gozo [category_route] => economia-civile/it-economia-della-gioia [category_access] => 1 [category_alias] => es-economia-del-gozo [published] => 1 [parents_published] => 1 [lft] => 94 [author] => Luigino Bruni [author_email] => ferrucci.anto@gmail.com [parent_title] => Economia Civile [parent_id] => 1024 [parent_route] => economia-civile [parent_alias] => economia-civile [rating] => 0 [rating_count] => 0 [alternative_readmore] => [layout] => [params] => Joomla\Registry\Registry Object ( [data:protected] => stdClass Object ( [article_layout] => _:default [show_title] => 1 [link_titles] => 1 [show_intro] => 1 [info_block_position] => 0 [info_block_show_title] => 1 [show_category] => 1 [link_category] => 1 [show_parent_category] => 1 [link_parent_category] => 1 [show_associations] => 0 [flags] => 1 [show_author] => 0 [link_author] => 0 [show_create_date] => 1 [show_modify_date] => 0 [show_publish_date] => 1 [show_item_navigation] => 1 [show_vote] => 0 [show_readmore] => 0 [show_readmore_title] => 0 [readmore_limit] => 100 [show_tags] => 1 [show_icons] => 1 [show_print_icon] => 1 [show_email_icon] => 1 [show_hits] => 0 [record_hits] => 1 [show_noauth] => 0 [urls_position] => 1 [captcha] => [show_publishing_options] => 1 [show_article_options] => 1 [save_history] => 1 [history_limit] => 10 [show_urls_images_frontend] => 0 [show_urls_images_backend] => 1 [targeta] => 0 [targetb] => 0 [targetc] => 0 [float_intro] => left [float_fulltext] => left [category_layout] => _:blog [show_category_heading_title_text] => 0 [show_category_title] => 0 [show_description] => 0 [show_description_image] => 0 [maxLevel] => 0 [show_empty_categories] => 0 [show_no_articles] => 0 [show_subcat_desc] => 0 [show_cat_num_articles] => 0 [show_cat_tags] => 1 [show_base_description] => 1 [maxLevelcat] => -1 [show_empty_categories_cat] => 0 [show_subcat_desc_cat] => 0 [show_cat_num_articles_cat] => 0 [num_leading_articles] => 0 [num_intro_articles] => 14 [num_columns] => 2 [num_links] => 0 [multi_column_order] => 1 [show_subcategory_content] => -1 [show_pagination_limit] => 1 [filter_field] => hide [show_headings] => 1 [list_show_date] => 0 [date_format] => [list_show_hits] => 1 [list_show_author] => 1 [list_show_votes] => 0 [list_show_ratings] => 0 [orderby_pri] => none [orderby_sec] => rdate [order_date] => published [show_pagination] => 2 [show_pagination_results] => 1 [show_featured] => show [show_feed_link] => 1 [feed_summary] => 0 [feed_show_readmore] => 0 [sef_advanced] => 1 [sef_ids] => 1 [custom_fields_enable] => 1 [show_page_heading] => 0 [layout_type] => blog [menu_text] => 1 [menu_show] => 1 [secure] => 0 [helixultimatemenulayout] => {"width":600,"menualign":"right","megamenu":0,"showtitle":1,"faicon":"","customclass":"","dropdown":"right","badge":"","badge_position":"","badge_bg_color":"","badge_text_color":"","layout":[]} [helixultimate_enable_page_title] => 1 [helixultimate_page_title_alt] => Economia della gioia [helixultimate_page_subtitle] => Economia Civile [helixultimate_page_title_heading] => h2 [page_title] => Economía del gozo [page_description] => [page_rights] => [robots] => [access-view] => 1 ) [initialized:protected] => 1 [separator] => . ) [displayDate] => 2025-06-03 07:12:05 [tags] => Joomla\CMS\Helper\TagsHelper Object ( [tagsChanged:protected] => [replaceTags:protected] => [typeAlias] => [itemTags] => Array ( [0] => stdClass Object ( [tag_id] => 218 [id] => 218 [parent_id] => 1 [lft] => 433 [rgt] => 434 [level] => 1 [path] => economia-della-gioia [title] => Economia della gioia [alias] => economia-della-gioia [note] => [description] => [published] => 1 [checked_out] => 0 [checked_out_time] => 2025-03-11 09:40:54 [access] => 1 [params] => {"tag_layout":"","tag_link_class":"label label-info"} [metadesc] => [metakey] => [metadata] => {"author":"","robots":""} [created_user_id] => 64 [created_time] => 2025-03-11 09:40:54 [created_by_alias] => [modified_user_id] => 0 [modified_time] => 2025-03-11 09:40:54 [images] => {"image_intro":"","float_intro":"","image_intro_alt":"","image_intro_caption":"","image_fulltext":"","float_fulltext":"","image_fulltext_alt":"","image_fulltext_caption":""} [urls] => {} [hits] => 896 [language] => * [version] => 1 [publish_up] => 2025-03-11 09:40:54 [publish_down] => 2025-03-11 09:40:54 ) ) ) [slug] => 20168:es-hora-de-liberar-nuestro-corazon-de-la-esclavitud-del-querer-ser-perfectos [parent_slug] => 1024:economia-civile [catslug] => 1171:es-economia-del-gozo [event] => stdClass Object ( [afterDisplayTitle] => [beforeDisplayContent] => [afterDisplayContent] => ) [text] =>

Economía de la alegría 7/ El shabbat del Jubileo nos hace ver en qué momentos nos estamos convirtiendo en el faraón de nosotros mismos, para aprender así a hacer florecer toda nuestra belleza.

Luigino Bruni

publicado en Avvenire el 03/06/2025

La cultura sabática, que es la que funda el Jubileo, lleva un mensaje antropológico muy importante, porque toca elementos decisivos en el florecimiento de las personas y las comunidades. Y esto es porque el shabbat, y por ende el año sabático, está enlazado con esa capa subterránea y profunda de la Biblia que es la tradición sapiencial. Sin la sapiencia no se entiende el shabbat, y la sapiencia bíblica no vive ni madura sin entender el shabbat, en una reciprocidad admirable. La sapiencia es un hilo de oro en la Biblia, y de los más firmes. Aquel espíritu que en Grecia se manifestó como sophia y philo-sophia, en la misma época aproximadamente, entre Egipto y el Creciente fértil, se convirtió en sapiencia, que en los textos bíblicos alcanzó grandes alturas. La filosofía se origina con el asombro por un mundo que podría no ser pero que es; la sapiencia, en cambio, nace del descubrimiento de una realidad más profunda que la que se muestra a los sentidos, y que contiene palabras diferentes que enseñan el oficio de vivir. El ser humano también se asombra en la sapiencia, pero su primer y fundamental asombro nace del desvelamiento de otro mundo, que incluye la sabiduría inscrita en los tiempos y momentos de la naturaleza, en el reconocer un nido de pájaros, en el saber arreglar con las manos un arado o una motocicleta, en el aprender la ‘cantidad suficiente’ de sal. Es un movimiento ascendente, tan bajo como la tierra, humilde como el humus, popular, que enseña la vida quedándose en el suelo, y ahí, algún día distinto, se huele un perfume más intenso, el de la vida que coincide con el olor de Dios y de sus espíritus. El hombre bíblico es un soñador de un Adán diferente porque ha sido soñado por un Dios diferente.

[jcfields] => Array ( ) [type] => intro [oddeven] => item-odd )
Es hora de liberar nuestro corazón de la esclavitud del querer ser perfectos

Es hora de liberar nuestro corazón de la esclavitud del querer ser perfectos

Economía de la alegría 7/ El shabbat del Jubileo nos hace ver en qué momentos nos estamos convirtiendo en el faraón de nosotros mismos, para aprender así a hacer florecer toda nuestra belleza. Luigino Bruni publicado en Avvenire el 03/06/2025 La cultura sabática, que es la que funda el Jubileo, l...
stdClass Object
(
    [id] => 20094
    [title] => La verdadera libertad es siempre un don. Y el Jubileo ayuda a comprenderlo
    [alias] => la-verdadera-libertad-es-siempre-un-don-y-el-jubileo-ayuda-a-comprenderlo
    [introtext] => 

Economía de la alegría 5/ - El Año Santo como tiempo propicio para hacer memoria de la propia liberación y convertirse en un liberador para los otros

Luigino Bruni

publicado en Avvenire el 06/05/2025

La libertad es un bien especial. Amamos muchas cosas, pero aquello que amamos es bello y bueno si y porque somos libres. Y si no somos libres sacrificamos todos los otros bienes, incluso la vida, con tal de ser libres, aun sabiendo que nunca lo seremos total y definitivamente, porque el camino de la existencia es un pasar continuo de una liberación a otra. Existe, de hecho, un profundo vínculo entre libertad y liberación. Aunque no seamos siempre conscientes, lo que nosotros experimentamos como libertad – libertad de, libertad por, libertad para, libertad con… - es fruto de una liberación, de muchas liberaciones. Se es libre porque se es liberado, por aquella primera liberación maravillosa y esencial del seno materno, para continuar luego con las muchas liberaciones de la infancia y la juventud (de la ignorancia, de la dependencia económica, material, afectiva, etc.). Y así durante toda la vida, cuando la liberación toma la forma de escape de la ‘trampa de pobreza’, a donde nos conducen la mano de la vida, de los otros y/o la nuestra. Hasta llegar a la última liberación de la mano del ángel de la muerte. En un día adulto de la vida descubrimos que aquella nostalgia que nos sorprende una tarde cualquiera, o que se cuela en un sueño recurrente, no es más que un profundo deseo de liberación. Nos vemos ansiosos por ser liberados por alguien. Y finalmente entendemos que también en las que parecían auto-liberaciones , y quizás lo eran, estaba la presencia, invisible, de otra mano que sostenía la nuestra: “El puente levadizo está en la otra orilla, y es desde la otra orilla que deben comunicarnos que somos libres” (Jacob Taubes). La esencia de la fe está en la consciencia, o al menos en la esperanza, de que no solo la vida es don, sino también la libertad. Y también cuando la que nos liberó fue la mano de una persona concreta, o fuimos nosotros – esta liberación ‘de segunda mano’ que atribuye a Dios nuestras liberaciones, es un don colateral del don de la fe, porque nos libera de las grandes deudas espirituales y morales hacia nuestro liberador terrestre: le somos agradecidos, pero no nos sentimos sus deudores. Sentirnos liberados nos libera de la soberbia-hybris de la auto-suficiencia y omnipotencia de nuestra mano, que se está volviendo la religión más difundida de nuestra época, donde el ego se convierte en el único creyente, sacerdote y dios. El mercado capitalista ama mucho esta nueva ‘religión’ de masa, que ya tomó en Occidente el lugar del cristianismo.

[fulltext] =>

Liberación es también el otro nombre del Jubileo y del año sabático, del que es su raíz. Liberación de los esclavos de sus patrones, de los deudores de sus acreedores, de la tierra de nuestro yugo. En cada liberación de la Biblia hay siempre un eco de la gran liberación de los esclavos de Egipto. Todo shabbat es un memorial de aquella liberación, en todo año sabático y en todo Jubileo revive Moisés, se reabre el mar, el pueblo vuelve a quedar libre y se vislumbra la primera porción de tierra prometida en la línea profunda del horizonte. Toda la Biblia nos habla del Jubileo, cada libro suyo está irrigado por su espíritu. Inclusive el pequeño libro de Jonás, donde no lo esperaríamos.

Jonás le había dicho que no a la orden de Dios, que lo había mandado a Nínive. Huye, se embarca en dirección opuesta, hacia Társis. Se desata una fuerte tormenta y la nave queda a punto de hundirse. Pero por un fenómeno de ‘chivo expiatorio’ (René Girard), Jonás es lanzado al mar por los marineros como víctima sacrificial, para calmar a los dioses del agua. Los marineros lo consideraban, en efecto, la causa del mal que se había desatado, y Jonás termina convencido de ser realmente él, por su desobediencia a Dios, el origen de aquel desastre inminente. Jonás acaba entre el oleaje pero no muere, porque un pez-hembra (‘daga’, en hebreo) lo hospeda en su útero bueno, y tres días despúes lo devuelve sano y salvo a la orilla. Como en la liberación de Egipto, las aguas se vuelven un lugar de extraordinaria salvación, otra liberación de una muerte que parecía segura.

La historia de Jonás tiene mucho que decirnos para entender la cultura del Jubileo. Las enseñanzas principales son dos. Primero, cuando vive la experiencia de la liberación en el vientre del pez, Jonás reza: “En mi angustia he invocado al Señor y él me respondió; desde las profundidades del infierno grité, y tú me escuchaste… Mi oración llegó hasta ti… La salvación viene del Señor” (Jonás 2: 3-10). Jonás, dice la Biblia, era un profeta, por lo tanto ya sabía rezar. Pero la primera y única oración que encontramos en su libro llega después de la salvación de la muerte. Así que en esta oración de Jonás podemos encontrar una gramática del arte de volver a rezar luego de una gran prueba que nos había quitado la fe o la oración, o generalmente las dos. Jonás reza porque tuvo la experiencia de una liberación, y luego - condición suficiente - atribuye aquella liberación a su Dios. Descubre la cara de Dios como liberador, lo llama entonces por su primer nombre. De adultos – la historia de Jonás es también una iniciación de los profetas a la vida adulta – muchas personas que habían tenido una juventud de fe y de oración dejan de rezar; la oración no vuelve si no se vive la experiencia de una liberación y un liberador. Porque después de haber sido liberados (de una enfermedad grave, de un luto que parecía infinito, de una depresión, de un remordimiento devorador), empieza en el alma algo verdaderamente importante, una auténtica resurrección. Se descubre rezando sin darse cuenta, el reconocimiento brota naturalmente en oración del corazón – la resurrección es el centro de la fe cristiana porque sin resucitar no vuelven a encontrarse la fe y la oración. Cuando en la vida llega esta consciencia de haber sido salvados por alguien, empieza una temporada totalmente nueva y estupenda de la existencia. Nace la verdadera gratitud, entendemos qué es la gratuidad, descubrimos otra reciprocidad, empieza la época de la buena humildad, que los demás reconocen aunque desconozcan el origen.

Por esta razón, el Jubileo se puede convertir en un tiempo para recomenzar a rezar en una fe adulta, o para descubrir nuevas dimensiones del rezo. Y si incluso no logramos tener esta experiencia de ser liberados – estas experiencias no se compran en el mercado, no se ordenan, no se piden: ocurren y punto, son puro don –, podemos probar, de todos modos, con dos vías que producen los mismos frutos. La primera es hacer memoria de las liberaciones que hemos tenido hasta hoy en nuestras vidas, encontrar al menos una, atravesar esa puerta y encontrarse en el tiempo nuevo de la oración, o al menos de la humildad. Porque recordar hoy un evento decisivo de ayer y llamarlo con el nombre justo (liberación), es como vivirlo por segunda vez. La otra posibilidad es volverse sujeto de liberación para otros, intentar liberar a alguien de una esclavitud. Hacer, con esto, el papel de Dios, imitarlo en tanto liberador. El Jubileo pasará como si nada si no intentamos al menos una de estas liberaciones, si no pasamos por una de estas puertas.

Por último, la conclusión del libro de Jonás nos revela otra importante dimensión de la cultura jubilar. Después de que Jonás fue salvado por el pez y rezó, finalmente obedece a la orden de Dios, y se dirige a Nínive a predicar y a anunciar al pueblo: “Dentro de cuarenta días Nínive será destruida” (Jonás 3:4). La ciudad – sorprendiendo incluso a Jonás que se enoja mucho con esto – cree en la palabra de Jonás, y se convierte: “Proclamaron ayuno, y se vistieron de cilicio desde el mayor hasta el menor de ellos” (3:5). El rey luego emite un decreto para llamar a una gran penitencia general de todo el pueblo, con un detalle extraordinario: “Hombres y animales, bueyes y ovejas, no gusten cosa alguna, no pasten ni beban agua. Hombres y animales cúbranse de cilicio” (3:7-8).

También los animales ‘se cubren de cilicio’, es decir, su penitencia también es necesaria para la conversión y el perdón. Un pasaje de alta profecía, que hoy debería hablarnos fuerte, más que ayer. Los animales - con las plantas y toda la creación – no eran responsables de los pecados de Nínive, así como no son responsables hoy de la degradación ecológica de nuestro planeta. Pero no podremos salvarnos y salvarlos sin una implicación por parte de todas las especies vivas en la solución del problema. El problema lo generamos nosotros los humanos, pero, por una solidaridad real y objetiva de toda la creación, no saldremos de esta crisis ambiental grave si las plantas y los animales ‘no se visten también de cilicio’. Ya el mal es común, el bien también deberá serlo. Quien ha intentado una solución seria y verdadera de un problema colectivo y comunitario sabe que el análisis de las culpas pasadas puede agravar la crisis si un día no nos decidimos, todos juntos, inocentes y culpables, a ‘portar el cilicio’ y mirar por fin al futuro. Esta participación de los animales en la conversión de Nínive es una expresión plena de la cultura del shabbat: si en el ‘séptimo día’ los animales también participan en el reposo de la creación, si ese día también los animales dejan de trabajar, entonces los dos trabajos, los dos destinos están entrelazados y son inseparables, en el bien como en el mal.

La noticia maravillosa es que los animales y las plantas ya están vistiendo el cilicio. Los árboles y los océanos están absorbiendo mucho del CO2 que nosotros producimos, paliando de esa manera los daños que, sin ellos, habrían vuelto invivible (para nosotros) el planeta. Ellos, inocentes, ya se pusieron el cilicio, ya empezaron la penitencia de la tierra: pero nosotros, humanos, ¿cuándo lo portaremos?

[checked_out] => 0 [checked_out_time] => 0000-00-00 00:00:00 [catid] => 1171 [created] => 2025-05-06 06:13:11 [created_by] => 64 [created_by_alias] => Luigino Bruni [state] => 1 [modified] => 2025-05-19 06:25:56 [modified_by] => 64 [modified_by_name] => Antonella Ferrucci [publish_up] => 2025-05-06 06:13:11 [publish_down] => 0000-00-00 00:00:00 [images] => {"image_intro":"","float_intro":"","image_intro_alt":"","image_intro_caption":"","image_fulltext":"","float_fulltext":"","image_fulltext_alt":"","image_fulltext_caption":""} [urls] => {"urla":false,"urlatext":"","targeta":"","urlb":false,"urlbtext":"","targetb":"","urlc":false,"urlctext":"","targetc":""} [attribs] => {"article_layout":"","show_title":"","link_titles":"","show_tags":"","show_intro":"","info_block_position":"","info_block_show_title":"","show_category":"","link_category":"","show_parent_category":"","link_parent_category":"","show_associations":"","show_author":"","link_author":"","show_create_date":"","show_modify_date":"","show_publish_date":"","show_item_navigation":"","show_icons":"","show_print_icon":"","show_email_icon":"","show_vote":"","show_hits":"","show_noauth":"","urls_position":"","alternative_readmore":"","article_page_title":"","show_publishing_options":"","show_article_options":"","show_urls_images_backend":"","show_urls_images_frontend":"","helix_ultimate_image":"images\/2025\/05\/06\/Economia_gioia_05_ant.jpg","helix_ultimate_image_alt_txt":"","spfeatured_image":"images\/2025\/05\/06\/Economia_gioia_05_ant.jpg","helix_ultimate_article_format":"standard","helix_ultimate_audio":"","helix_ultimate_gallery":"","helix_ultimate_video":"","video":""} [metadata] => {"robots":"","author":"","rights":"","xreference":""} [metakey] => [metadesc] => [access] => 1 [hits] => 194 [xreference] => [featured] => 1 [language] => es-ES [on_img_default] => 0 [readmore] => 7453 [ordering] => 0 [category_title] => ES - Economía del gozo [category_route] => economia-civile/it-economia-della-gioia [category_access] => 1 [category_alias] => es-economia-del-gozo [published] => 1 [parents_published] => 1 [lft] => 94 [author] => Luigino Bruni [author_email] => ferrucci.anto@gmail.com [parent_title] => Economia Civile [parent_id] => 1024 [parent_route] => economia-civile [parent_alias] => economia-civile [rating] => 0 [rating_count] => 0 [alternative_readmore] => [layout] => [params] => Joomla\Registry\Registry Object ( [data:protected] => stdClass Object ( [article_layout] => _:default [show_title] => 1 [link_titles] => 1 [show_intro] => 1 [info_block_position] => 0 [info_block_show_title] => 1 [show_category] => 1 [link_category] => 1 [show_parent_category] => 1 [link_parent_category] => 1 [show_associations] => 0 [flags] => 1 [show_author] => 0 [link_author] => 0 [show_create_date] => 1 [show_modify_date] => 0 [show_publish_date] => 1 [show_item_navigation] => 1 [show_vote] => 0 [show_readmore] => 0 [show_readmore_title] => 0 [readmore_limit] => 100 [show_tags] => 1 [show_icons] => 1 [show_print_icon] => 1 [show_email_icon] => 1 [show_hits] => 0 [record_hits] => 1 [show_noauth] => 0 [urls_position] => 1 [captcha] => [show_publishing_options] => 1 [show_article_options] => 1 [save_history] => 1 [history_limit] => 10 [show_urls_images_frontend] => 0 [show_urls_images_backend] => 1 [targeta] => 0 [targetb] => 0 [targetc] => 0 [float_intro] => left [float_fulltext] => left [category_layout] => _:blog [show_category_heading_title_text] => 0 [show_category_title] => 0 [show_description] => 0 [show_description_image] => 0 [maxLevel] => 0 [show_empty_categories] => 0 [show_no_articles] => 0 [show_subcat_desc] => 0 [show_cat_num_articles] => 0 [show_cat_tags] => 1 [show_base_description] => 1 [maxLevelcat] => -1 [show_empty_categories_cat] => 0 [show_subcat_desc_cat] => 0 [show_cat_num_articles_cat] => 0 [num_leading_articles] => 0 [num_intro_articles] => 14 [num_columns] => 2 [num_links] => 0 [multi_column_order] => 1 [show_subcategory_content] => -1 [show_pagination_limit] => 1 [filter_field] => hide [show_headings] => 1 [list_show_date] => 0 [date_format] => [list_show_hits] => 1 [list_show_author] => 1 [list_show_votes] => 0 [list_show_ratings] => 0 [orderby_pri] => none [orderby_sec] => rdate [order_date] => published [show_pagination] => 2 [show_pagination_results] => 1 [show_featured] => show [show_feed_link] => 1 [feed_summary] => 0 [feed_show_readmore] => 0 [sef_advanced] => 1 [sef_ids] => 1 [custom_fields_enable] => 1 [show_page_heading] => 0 [layout_type] => blog [menu_text] => 1 [menu_show] => 1 [secure] => 0 [helixultimatemenulayout] => {"width":600,"menualign":"right","megamenu":0,"showtitle":1,"faicon":"","customclass":"","dropdown":"right","badge":"","badge_position":"","badge_bg_color":"","badge_text_color":"","layout":[]} [helixultimate_enable_page_title] => 1 [helixultimate_page_title_alt] => Economia della gioia [helixultimate_page_subtitle] => Economia Civile [helixultimate_page_title_heading] => h2 [page_title] => Economía del gozo [page_description] => [page_rights] => [robots] => [access-view] => 1 ) [initialized:protected] => 1 [separator] => . ) [displayDate] => 2025-05-06 06:13:11 [tags] => Joomla\CMS\Helper\TagsHelper Object ( [tagsChanged:protected] => [replaceTags:protected] => [typeAlias] => [itemTags] => Array ( [0] => stdClass Object ( [tag_id] => 218 [id] => 218 [parent_id] => 1 [lft] => 433 [rgt] => 434 [level] => 1 [path] => economia-della-gioia [title] => Economia della gioia [alias] => economia-della-gioia [note] => [description] => [published] => 1 [checked_out] => 0 [checked_out_time] => 2025-03-11 09:40:54 [access] => 1 [params] => {"tag_layout":"","tag_link_class":"label label-info"} [metadesc] => [metakey] => [metadata] => {"author":"","robots":""} [created_user_id] => 64 [created_time] => 2025-03-11 09:40:54 [created_by_alias] => [modified_user_id] => 0 [modified_time] => 2025-03-11 09:40:54 [images] => {"image_intro":"","float_intro":"","image_intro_alt":"","image_intro_caption":"","image_fulltext":"","float_fulltext":"","image_fulltext_alt":"","image_fulltext_caption":""} [urls] => {} [hits] => 896 [language] => * [version] => 1 [publish_up] => 2025-03-11 09:40:54 [publish_down] => 2025-03-11 09:40:54 ) ) ) [slug] => 20094:la-verdadera-libertad-es-siempre-un-don-y-el-jubileo-ayuda-a-comprenderlo [parent_slug] => 1024:economia-civile [catslug] => 1171:es-economia-del-gozo [event] => stdClass Object ( [afterDisplayTitle] => [beforeDisplayContent] => [afterDisplayContent] => ) [text] =>

Economía de la alegría 5/ - El Año Santo como tiempo propicio para hacer memoria de la propia liberación y convertirse en un liberador para los otros

Luigino Bruni

publicado en Avvenire el 06/05/2025

La libertad es un bien especial. Amamos muchas cosas, pero aquello que amamos es bello y bueno si y porque somos libres. Y si no somos libres sacrificamos todos los otros bienes, incluso la vida, con tal de ser libres, aun sabiendo que nunca lo seremos total y definitivamente, porque el camino de la existencia es un pasar continuo de una liberación a otra. Existe, de hecho, un profundo vínculo entre libertad y liberación. Aunque no seamos siempre conscientes, lo que nosotros experimentamos como libertad – libertad de, libertad por, libertad para, libertad con… - es fruto de una liberación, de muchas liberaciones. Se es libre porque se es liberado, por aquella primera liberación maravillosa y esencial del seno materno, para continuar luego con las muchas liberaciones de la infancia y la juventud (de la ignorancia, de la dependencia económica, material, afectiva, etc.). Y así durante toda la vida, cuando la liberación toma la forma de escape de la ‘trampa de pobreza’, a donde nos conducen la mano de la vida, de los otros y/o la nuestra. Hasta llegar a la última liberación de la mano del ángel de la muerte. En un día adulto de la vida descubrimos que aquella nostalgia que nos sorprende una tarde cualquiera, o que se cuela en un sueño recurrente, no es más que un profundo deseo de liberación. Nos vemos ansiosos por ser liberados por alguien. Y finalmente entendemos que también en las que parecían auto-liberaciones , y quizás lo eran, estaba la presencia, invisible, de otra mano que sostenía la nuestra: “El puente levadizo está en la otra orilla, y es desde la otra orilla que deben comunicarnos que somos libres” (Jacob Taubes). La esencia de la fe está en la consciencia, o al menos en la esperanza, de que no solo la vida es don, sino también la libertad. Y también cuando la que nos liberó fue la mano de una persona concreta, o fuimos nosotros – esta liberación ‘de segunda mano’ que atribuye a Dios nuestras liberaciones, es un don colateral del don de la fe, porque nos libera de las grandes deudas espirituales y morales hacia nuestro liberador terrestre: le somos agradecidos, pero no nos sentimos sus deudores. Sentirnos liberados nos libera de la soberbia-hybris de la auto-suficiencia y omnipotencia de nuestra mano, que se está volviendo la religión más difundida de nuestra época, donde el ego se convierte en el único creyente, sacerdote y dios. El mercado capitalista ama mucho esta nueva ‘religión’ de masa, que ya tomó en Occidente el lugar del cristianismo.

[jcfields] => Array ( ) [type] => intro [oddeven] => item-even )
La verdadera libertad es siempre un don. Y el Jubileo ayuda a comprenderlo

La verdadera libertad es siempre un don. Y el Jubileo ayuda a comprenderlo

Economía de la alegría 5/ - El Año Santo como tiempo propicio para hacer memoria de la propia liberación y convertirse en un liberador para los otros Luigino Bruni publicado en Avvenire el 06/05/2025 La libertad es un bien especial. Amamos muchas cosas, pero aquello que amamos es bello y bueno si...
stdClass Object
(
    [id] => 20053
    [title] => Cuando el templo se vuelve fuente y hasta los impuestos se hacen Jubileo
    [alias] => cuando-el-templo-se-vuelve-fuente-y-hasta-los-impuestos-se-hacen-jubileo
    [introtext] => 

Economía de la alegría 4/ - Del exilio del pueblo hebreo en Babilonia surge la simpleza de la fe auténtica, que se afina y se despoja con el tiempo

Luigino Bruni

publicado en Avvenire el 23/04/2025

En la visión profética de Ezequiel la casa de Dios se transforma en un río, símbolo de una espiritualidad que desborda los lugares materiales sagrados y se vuelve agua viva, laica y concreta.

La vida espiritual comienza en la simpleza absoluta – ‘Y había solo una voz’. Pero se complica pronto cuando se enriquece, porque la primera voz desnuda de la juventud se vuelve culto, religión, templo, objetos sagrados, dogmas. Pero al final, después de mucho tiempo, y si la vida marcha bien y no nos tira a un costado del camino en una curva complicada y peligrosa, se regresa a lo simple y a lo pobre. Y ahí, con los pies descalzos, se entiende finalmente que en la vida solo cuenta intentar volverse cada vez más pequeños y simples para tratar de pasar por el ojo de la aguja del ángel – porque cualquier objeto o trasto que llevemos con nosotros nos impide pasar. Pasarán solamente esas primeras voces sutiles, quizás un buen amigo, y un pedazo de verdad sobre nosotros mismos. Pasamos buena parte de la vida buscando a Dios en los templos y en los lugares sagrados, para darnos cuenta, casi siempre tarde o al final, que lo que buscábamos estaba, simplemente, en casa, en los simples asuntos cotidianos, entre la vajilla y la alacena. Pero no podíamos saberlo antes del paso por el ojo de la última aguja.

[fulltext] =>

Seguimos con el estudio del Jubileo bíblico. Según una antigua tradición judía, la gran visión que tuvo el profeta Ezequiel en el templo cae “el año del Jubileo” (Talmud Arakhin 12b,6). El talmud cita ahí, de hecho, el comienzo del capítulo 40 de Ezequiel, que contiene el relato de aquella estupenda teofanía, un centro sobre el cual gravita toda la Biblia: “En el año veinticinco de nuestro destierro, al comienzo del año, el día diez del mes, catorce años después de la toma de Jerusalén, ese mismo día, la mano del Señor vino sobre mí y me llevó allá” (Ezequiel 40:1). Un evento ubicado en los ejes del tiempo y el espacio con la solemnidad de un testamento – porque en verdad de un testamento se trata.

Esta tradición talmúdica, situando la visión del templo de Ezequiel en un año jubilar, nos dice algo útil para entender la naturaleza y la cultura del Jubileo. Quizás son necesarias algunas coordenadas históricas. Ezequiel, profeta entre los grandes, lleva a cabo su misión en el exilio, porque a los veinticinco años terminó en Babilonia durante la primera deportación (del 598 a.c.), aquella que afectó a las élites técnicas e intelectuales. Hay que tener presente otro elemento esencial. Muchas de las palabras que nos dejó la Biblia sobre el Jubileo y sobre la cultura sabática que representan el origen, se escribieron o se completaron en el exilio babilónico. Habría sido muy diferente, y ciertamente menos profético, sin Ezequiel, sin el llamado ‘segundo Isaías’ (autor, entre otras cosas, del ‘canto del siervo de YHWH’), y, aunque de otro modo, sin Jeremías. Las normas del Jubileo son parte de la Ley, pero no se entienden sin los profetas. El Jubileo es, de hecho, Ley y Espíritu, institución y profecía, ahora y no-todavía. Ezequiel había profetizado la destrucción del templo años antes de que esta se cumpliera, y había hecho de la futura destrucción el centro de su mensaje profético, que representa un culmen, quizás el culmen de la profecía bíblica. En Babilonia no había templos, estaban los santuarios de los otros dioses, falsos y mentirosos. En Jerusalén, el templo del único Dios verdadero iba a ser destruido, profetizaba el jóven Ezequiel, y así fue. Ezequiel, que también era sacerdote (sin templo), se encargó de la decisiva tarea de enseñarle al pueblo que el Dios verdadero no necesita, contrariamente al de los ídolos, el recinto sagrado del templo para estar presente y obrar. El dato objetivo de la falta de templo en el exilio y de su destrucción en casa, se vuelve un dato teológico y ético: el templo no es necesario para la fe, incluso puede convertirse fácilmente en un obstáculo. El exilio fue una inmensa destrucción creativa en la fe de Israel. Volviéndose pequeños y pobres, reduciéndose a cero por la mayor derrota teológica y política, en los exiliados se cumplió algo extraordinario que marcó el comienzo de una nueva era religiosa: la era del espíritu, la del Dios presente por fuera del templo y en todo lugar, por lo tanto, la época de la verdadera laicidad, de la religión de la tierra. En aquella visión del templo, Ezequiel supera en un instante milenios de religiones materiales que necesitaban ver estatuas e imágenes en los templos y santuarios para sentir la presencia de la divinidad. No tenían forma de saberlo, pero en Babilonia esos deportados empezaron a adorar a Dios ‘en espíritu y verdad’.

La visión de Ezequiel comienza con un nuevo templo y termina con la potente y maravillosa imagen de un río, en las páginas de más vuelo de toda la literatura antigua, que todavía nos dejan fascinados: “Me hizo volver después a la entrada del templo. Entonces vi que por debajo de la puerta brotaba agua, y que corría hacia el oriente… El agua bajaba por el lado derecho del templo, al lado sur del altar. Me sacó por la puerta del norte y me hizo dar la vuelta por afuera hasta la puerta exterior, ahí pude ver que el agua fluía por el lado sur de la entrada oriental... La corriente se había convertido en un río que yo no podía cruzar. Creció tanto que solo se podía cruzar a nado. Entonces me dijo: ‘¿Has visto, hijo del hombre?’” (Ez 47:1-6). El templo se convierte en fuente y luego en río. Una síntesis del humanismo bíblico. El agua del espíritu que fecunda la tierra no ha sido dada para lavar los desagües de sangre de los sacrificios bajo el altar del templo. Al igual que la Ley, el templo es también pedagogo, un día debe hacerse a un lado para permitir el contacto inmediato con el agua viva. La plaza será el nuevo nombre del templo. Acá muere el jóven sacerdote Ezequiel y renace en el viejo profeta.

Nosotros en realidad sabemos que a pesar de la visión de Ezequiel y de las palabras similares de los Evangelios, de Pablo y del Apocalipsis, el homo religiosus de ayer y de hoy ha olvidado mil veces el sentido profundo de aquella profecía. También los cristianos cercaron a Dios en los lugares sagrados, le consagraron cosas y personas, y se olvidaron de la visión de Ezequiel. Porque a las mujeres y hombres religiosos les gustan más los santuarios que los ríos, más la misa que las plazas, más el olor a incienso que el de la cocina o las fábricas. Y así todos los días transformamos la fe en un bien de consumo, el templo en un diván, el Jubileo en el cruce por una puerta, la religión en una zona de confort, y Dios vuelve encadenado a los lugares angostos que nosotros le preparamos sin pedirle permiso. La Biblia lo sabe, sus profetas lo saben; y por eso custodiaron para nosotros la visión de un profeta al que, ya cerca del final de su misión, en un día adulto (tenía más de cincuenta años, veinticinco transcurridos en el exilio) el Espíritu reveló el nuevo templo-río de la nueva Jerusalén – y su profecía se cumplió. El templo se disuelve para hacerse agua que irriga y que sacia la tierra.

Por último, volvamos al Jubileo. En este contexto del templo-fuente universal y laico se encuentran algunas indicaciones económicas: “Tendrán solo balanzas justas, efa justo y bato justo… Estas son las ofrendas que deberán hacer: la sexta parte de un efa por cada homer de trigo y la sexta parte de un efa por cada homer de cebada… Diez batos equivalen a un homer. En cuanto a las ovejas, tomarán una por cada doscientas, de los mejores pastos de Israel. Estas se usarán para las ofrendas de cereales, para el holocausto y para el sacrificio de comunión” (Ez 45:10-15). Si el templo se convierte en agua, si el lugar de la religión es la calle, no puede sorprendernos que para el Talmud estas sean normas jubilares. Y así, en el corazón de estos capítulos dedicados a una de las más grandes teofanía bíblicas, Ezequiel nos habla de balanzas, de efa, de bato, de homer (unidades de peso y de medida), de monedas, de ovejas, nos habla de impuestos, porque, en efecto, de impuestos se trata.

Cosa c’entrano le tasse con il nuovo tempio-sorgente? Noi sappiamo che nel mondo antico, Israele compreso, il tempio era anche il centro di raccolta e di impiego delle tasse, in particolare delle decime sui prodotti agricoli. Ma perché si parla di tasse anche nel nuovo non-tempio ormai divenuto grandi acque? La risposta è semplice. Nella Bibbia le tasse non sono né furto, né usurpazione né strumento di guerra, né, tantomeno, dazi: sono reciprocità, espressione della regola d’oro e della legge di comunione che deve ispirare la vita del popolo. Non capiamo, infatti, la Bibbia se non leggiamo la liberazione dall’Egitto insieme alle tasse, la Legge di Mosè con le monete, gli angeli e le visioni insieme ai contratti e ai debiti, i denari di Giuda e del buon Samaritano con il sepolcro vuoto. Ma noi, che abbiamo dimenticato la Bibbia e i vangeli, pensiamo che le cose davvero importanti della fede siano le parole celesti, le preghiere, le apparizioni, e così releghiamo l’economia e la finanza a materia bassa, alle ‘cose di quaggiù’, a faccende secondarie per addetti ai lavori, alle mense dei diaconi. Riduciamo a poca cosa sia la fede che l’economia, entrambe snaturate e pervertite, e poi le collochiamo in un regno di tenebre dove mammona diventa Dio, e Dio diventa mammona. E invece la Bibbia ci ripete in continuazione che le tasse sono shabbat, hanno la stessa importanza del giubileo, della spigolatura di Rut, del roveto ardente e del mare aperto: “Così dice YHWH: Basta, prìncipi d'Israele, basta con le violenze e le rapine! Agite secondo il diritto e la giustizia; eliminate le vostre estorsioni dal mio popolo” (Ez 45,9).

Solo se teniamo assieme l’Ezechiele della visione del nuovo tempio con l’Ezechiele che dice ‘basta’ alle ingiustizie economiche, la Bibbia diventa liberazione e ci aiuta oggi a dire anche noi ‘basta’ alle violenze, alle rapine e alle estorsioni dei nostri potenti e dei nostri re, anche se non lo facciamo mai abbastanza. Sono queste le verità umili, terrestri e laiche che ci donano i profeti, per insegnarci anche il vero senso del Giubileo.

[checked_out] => 0 [checked_out_time] => 0000-00-00 00:00:00 [catid] => 1171 [created] => 2025-04-23 05:56:43 [created_by] => 64 [created_by_alias] => Luigino Bruni [state] => 1 [modified] => 2025-05-19 06:30:24 [modified_by] => 64 [modified_by_name] => Antonella Ferrucci [publish_up] => 2025-04-23 06:25:36 [publish_down] => 0000-00-00 00:00:00 [images] => {"image_intro":"","float_intro":"","image_intro_alt":"","image_intro_caption":"","image_fulltext":"","float_fulltext":"","image_fulltext_alt":"","image_fulltext_caption":""} [urls] => {"urla":false,"urlatext":"","targeta":"","urlb":false,"urlbtext":"","targetb":"","urlc":false,"urlctext":"","targetc":""} [attribs] => {"article_layout":"","show_title":"","link_titles":"","show_tags":"","show_intro":"","info_block_position":"","info_block_show_title":"","show_category":"","link_category":"","show_parent_category":"","link_parent_category":"","show_associations":"","show_author":"","link_author":"","show_create_date":"","show_modify_date":"","show_publish_date":"","show_item_navigation":"","show_icons":"","show_print_icon":"","show_email_icon":"","show_vote":"","show_hits":"","show_noauth":"","urls_position":"","alternative_readmore":"","article_page_title":"","show_publishing_options":"","show_article_options":"","show_urls_images_backend":"","show_urls_images_frontend":"","helix_ultimate_image":"images\/2025\/04\/29\/Economia_gioia_04_ant1.jpg","helix_ultimate_image_alt_txt":"","spfeatured_image":"images\/2025\/04\/23\/Economia_gioia_04_ant.jpg","helix_ultimate_article_format":"standard","helix_ultimate_audio":"","helix_ultimate_gallery":"","helix_ultimate_video":"","video":""} [metadata] => {"robots":"","author":"","rights":"","xreference":""} [metakey] => [metadesc] => [access] => 1 [hits] => 234 [xreference] => [featured] => 1 [language] => es-ES [on_img_default] => 0 [readmore] => 9222 [ordering] => 0 [category_title] => ES - Economía del gozo [category_route] => economia-civile/it-economia-della-gioia [category_access] => 1 [category_alias] => es-economia-del-gozo [published] => 1 [parents_published] => 1 [lft] => 94 [author] => Luigino Bruni [author_email] => ferrucci.anto@gmail.com [parent_title] => Economia Civile [parent_id] => 1024 [parent_route] => economia-civile [parent_alias] => economia-civile [rating] => 0 [rating_count] => 0 [alternative_readmore] => [layout] => [params] => Joomla\Registry\Registry Object ( [data:protected] => stdClass Object ( [article_layout] => _:default [show_title] => 1 [link_titles] => 1 [show_intro] => 1 [info_block_position] => 0 [info_block_show_title] => 1 [show_category] => 1 [link_category] => 1 [show_parent_category] => 1 [link_parent_category] => 1 [show_associations] => 0 [flags] => 1 [show_author] => 0 [link_author] => 0 [show_create_date] => 1 [show_modify_date] => 0 [show_publish_date] => 1 [show_item_navigation] => 1 [show_vote] => 0 [show_readmore] => 0 [show_readmore_title] => 0 [readmore_limit] => 100 [show_tags] => 1 [show_icons] => 1 [show_print_icon] => 1 [show_email_icon] => 1 [show_hits] => 0 [record_hits] => 1 [show_noauth] => 0 [urls_position] => 1 [captcha] => [show_publishing_options] => 1 [show_article_options] => 1 [save_history] => 1 [history_limit] => 10 [show_urls_images_frontend] => 0 [show_urls_images_backend] => 1 [targeta] => 0 [targetb] => 0 [targetc] => 0 [float_intro] => left [float_fulltext] => left [category_layout] => _:blog [show_category_heading_title_text] => 0 [show_category_title] => 0 [show_description] => 0 [show_description_image] => 0 [maxLevel] => 0 [show_empty_categories] => 0 [show_no_articles] => 0 [show_subcat_desc] => 0 [show_cat_num_articles] => 0 [show_cat_tags] => 1 [show_base_description] => 1 [maxLevelcat] => -1 [show_empty_categories_cat] => 0 [show_subcat_desc_cat] => 0 [show_cat_num_articles_cat] => 0 [num_leading_articles] => 0 [num_intro_articles] => 14 [num_columns] => 2 [num_links] => 0 [multi_column_order] => 1 [show_subcategory_content] => -1 [show_pagination_limit] => 1 [filter_field] => hide [show_headings] => 1 [list_show_date] => 0 [date_format] => [list_show_hits] => 1 [list_show_author] => 1 [list_show_votes] => 0 [list_show_ratings] => 0 [orderby_pri] => none [orderby_sec] => rdate [order_date] => published [show_pagination] => 2 [show_pagination_results] => 1 [show_featured] => show [show_feed_link] => 1 [feed_summary] => 0 [feed_show_readmore] => 0 [sef_advanced] => 1 [sef_ids] => 1 [custom_fields_enable] => 1 [show_page_heading] => 0 [layout_type] => blog [menu_text] => 1 [menu_show] => 1 [secure] => 0 [helixultimatemenulayout] => {"width":600,"menualign":"right","megamenu":0,"showtitle":1,"faicon":"","customclass":"","dropdown":"right","badge":"","badge_position":"","badge_bg_color":"","badge_text_color":"","layout":[]} [helixultimate_enable_page_title] => 1 [helixultimate_page_title_alt] => Economia della gioia [helixultimate_page_subtitle] => Economia Civile [helixultimate_page_title_heading] => h2 [page_title] => Economía del gozo [page_description] => [page_rights] => [robots] => [access-view] => 1 ) [initialized:protected] => 1 [separator] => . ) [displayDate] => 2025-04-23 05:56:43 [tags] => Joomla\CMS\Helper\TagsHelper Object ( [tagsChanged:protected] => [replaceTags:protected] => [typeAlias] => [itemTags] => Array ( [0] => stdClass Object ( [tag_id] => 218 [id] => 218 [parent_id] => 1 [lft] => 433 [rgt] => 434 [level] => 1 [path] => economia-della-gioia [title] => Economia della gioia [alias] => economia-della-gioia [note] => [description] => [published] => 1 [checked_out] => 0 [checked_out_time] => 2025-03-11 09:40:54 [access] => 1 [params] => {"tag_layout":"","tag_link_class":"label label-info"} [metadesc] => [metakey] => [metadata] => {"author":"","robots":""} [created_user_id] => 64 [created_time] => 2025-03-11 09:40:54 [created_by_alias] => [modified_user_id] => 0 [modified_time] => 2025-03-11 09:40:54 [images] => {"image_intro":"","float_intro":"","image_intro_alt":"","image_intro_caption":"","image_fulltext":"","float_fulltext":"","image_fulltext_alt":"","image_fulltext_caption":""} [urls] => {} [hits] => 896 [language] => * [version] => 1 [publish_up] => 2025-03-11 09:40:54 [publish_down] => 2025-03-11 09:40:54 ) ) ) [slug] => 20053:cuando-el-templo-se-vuelve-fuente-y-hasta-los-impuestos-se-hacen-jubileo [parent_slug] => 1024:economia-civile [catslug] => 1171:es-economia-del-gozo [event] => stdClass Object ( [afterDisplayTitle] => [beforeDisplayContent] => [afterDisplayContent] => ) [text] =>

Economía de la alegría 4/ - Del exilio del pueblo hebreo en Babilonia surge la simpleza de la fe auténtica, que se afina y se despoja con el tiempo

Luigino Bruni

publicado en Avvenire el 23/04/2025

En la visión profética de Ezequiel la casa de Dios se transforma en un río, símbolo de una espiritualidad que desborda los lugares materiales sagrados y se vuelve agua viva, laica y concreta.

La vida espiritual comienza en la simpleza absoluta – ‘Y había solo una voz’. Pero se complica pronto cuando se enriquece, porque la primera voz desnuda de la juventud se vuelve culto, religión, templo, objetos sagrados, dogmas. Pero al final, después de mucho tiempo, y si la vida marcha bien y no nos tira a un costado del camino en una curva complicada y peligrosa, se regresa a lo simple y a lo pobre. Y ahí, con los pies descalzos, se entiende finalmente que en la vida solo cuenta intentar volverse cada vez más pequeños y simples para tratar de pasar por el ojo de la aguja del ángel – porque cualquier objeto o trasto que llevemos con nosotros nos impide pasar. Pasarán solamente esas primeras voces sutiles, quizás un buen amigo, y un pedazo de verdad sobre nosotros mismos. Pasamos buena parte de la vida buscando a Dios en los templos y en los lugares sagrados, para darnos cuenta, casi siempre tarde o al final, que lo que buscábamos estaba, simplemente, en casa, en los simples asuntos cotidianos, entre la vajilla y la alacena. Pero no podíamos saberlo antes del paso por el ojo de la última aguja.

[jcfields] => Array ( ) [type] => intro [oddeven] => item-odd )
Cuando el templo se vuelve fuente y hasta los impuestos se hacen Jubileo

Cuando el templo se vuelve fuente y hasta los impuestos se hacen Jubileo

Economía de la alegría 4/ - Del exilio del pueblo hebreo en Babilonia surge la simpleza de la fe auténtica, que se afina y se despoja con el tiempo Luigino Bruni publicado en Avvenire el 23/04/2025 En la visión profética de Ezequiel la casa de Dios se transforma en un río, símbolo de una espiritu...
stdClass Object
(
    [id] => 20035
    [title] => El Jubileo empieza afuera del templo, con acciones concretas y «en la plaza»
    [alias] => el-jubileo-empieza-afuera-del-templo-con-acciones-concretas-y-en-la-plaza
    [introtext] => 

Economía de la alegría 3/ La cultura jubilar atraviesa profundamente a la Biblia, como en dos episodios cruciales del libro de Nehemías

Luigino Bruni

publicado en Avvenire el 08/04/2025

La cultura jubilar no se debe limitar solo a los textos que legislan expresamente el Jubileo o el año sabático. En varios libros de la Biblia hay, de hecho, pasajes con dimensiones decisivas para entender el humanismo bíblico. Después del análisis del libro de Jeremías, ahora miremos de cerca un capítulo del libro de Nehemías, un alto funcionario (copero) de la corte deArtajerjes, el rey persa (465-424 a.c.). Nehemías fue un hebreo laico nacido en el exilio, que, como Esther, llegó a los más altos cargos de la corte, y luego se convirtió en gobernandor de Judea bajo la ocupación persa. Nehemías, mientras estaba en Susa, tomó conciencia de las míseras condiciones de los judíos de Jerusalén: “Los que se libraron del destierro sufren grandes males y humillaciones. Los muros de Jerusalén fueron derribados” (Neh 1:3). Nehemías sintió un llamado (cap. 2), pidió al rey ser enviado a Jerusalén para reconstruir la ciudad. Cuando una parte de los exiliados en Babilonia regresó a su patria, la convivencia con los hebreos que permanecieron en Jerusalén no fue nada fácil. Había razones económicas y patrimoniales muy claras - las tierras de los deportados que, en parte, habían pasado a las familias que se quedaron, ahora entraban en reclamo -; pero también había razones teológicas y religiosas: los que habían evadido la deportación tendían a tratar a los deportados como culpables, merecedores del exilio (un gesto muy común de tantas comunidades).

[fulltext] =>

Cuando Nehemías comienza a recontruir los muros y la dignidad de su pueblo en Jerusalén, su libro nos reporta un hecho muy importante: “En esos días hubo una gran protesta de parte del pueblo y sus mujeres contra sus compatriotas judíos. Había quienes decían: ‘Nosotros, nuestros hijos y nuestras hijas somos muchos; por tanto, que se nos dé trigo para que comamos y vivamos’”. Al escuchar eso, Nehemías quedó “muy enojado”. Y les dijo a los nobles y a los magistrados: ‘¿Ustedes exigen el pago de intereses a sus propios hermanos?’. Convocó a su pueblo y les dijo: ‘Lo que están haciendo no está bien… ¡Perdonemos las deudas! Les ruego que hoy mismo les devuelvan sus campos, sus viñas, sus olivares, sus casas y también los intereses que cobraron del grano’. Entonces ellos respondieron: ‘Lo devolveremos y no les exigiremos nada’. Y toda la asamblea dijo: ‘Amén’. Y alabaron al Señor. Y el pueblo cumplió lo prometido” (5:1-13). Un maravilloso amén económico y financiero, totalmente laico y espiritual.

Es muy importante el grito de las mujeres a los hombres de la comunidad. Estas antiguas y fuertes palabras deberían hacernos reflexionar sobre una dolorosa constante de la historia de la humanidad. Y es la infinita mansedumbre y la heroica paciencia de las esposas y mujeres que, durante milenios, han sufrido violencia por guerras desencadenadas entre hombres, y que hoy siguen sufriendo. Un profundo y extenso sufrimiento, totalmente femenino, impotente e inocente, que atraviesa lugares y épocas de todas las culturas. Un colosal patrimonio ético de la humanidad, un dolor colectivo milenario, que merecería al menos el Nobel de la paz, atribuible a las mujeres de ayer y de hoy, que no solo han cuidado la paz y han combatido en las casas y en las plazas todas las guerras, sino que fueron y son las primeras en sufrir en cuerpo y alma las devastaciones y las atrocidades de todas las guerras. En las guerras los hombres combatían y combaten en los campos de batalla y en las máquinas de muerte, las mujeres combaten en su propia carne y en la de sus hijos y esposos: un sufrimiento duplicado, multiplicado, infinito. “Siempre tengo en mente lo que contó Teresa Mattei, la más joven de las veintiuna constituyentes: cuando se votó la Constitución, específicamente el artículo 11, relativo al repudio contra la guerra, las mujeres de todas las pertenencias políticas se cogieron de la mano. Todavía me emociono cuando leo este recuerdo” (Lucia Rossi, Secretaria del Spi-CGIL). Una imagen estupenda de la tenaz alianza de las mujeres por la paz, para expresar con el lenguaje mudo del cuerpo y las manos su absoluto rechazo a la guerra.
Esa solidaridad maravillosa entre mujeres, que sobrevive todavía con esfuerzo, ha madurado durante siglos de guerras, cuando aprendieron a cuidar la vida y la esperanza en un mundo de hombres que las mataban una y mil veces con armas, gestos y palabras equivocadas – siempre el primer poder es el del lenguaje con el que se inscriben los discursos y se controlan las palabras. Este lamento y este protagonismo de las mujeres nos revela otra dimensión fundacional de la cultura jubilar, que en la historia de la cristiandad hemos olvidado, dejando a las mujeres un rol secundario en el fondo de las iglesias, en los coros, en los ‘amén’ litúrgicos o en los protocolos de las procesiones.

Esta acción de Nehemías y de las mujeres es uno de los episodios más hermosos de la Biblia, que nos dice, entre otras cosas, que el gran dolor de los setenta años de exilio babilónico no fue suficiente para que las leyes mosaicas sobre la prohibición del préstamo con interés se convirtiera en una cultura común en la gente – así como no es suficiente hoy introducir a alguna mujer en la política para cambiar la cultura de la guerra. Los pecados económicos seguían existiendo incluso después del regreso a la patria (538 a.c.). Pero del enorme trauma del exilio por los ríos de Babilonia, el pueblo había aprendido la importancia esencial de la cultura sabática y, por lo tanto, del perdón de las deudas y la liberación de los esclavos. La Biblia es también la custodia secreta y discreta de esos pocos gestos diferentes, a veces de uno solo, para que nosotros podamos transformarlo en semilla.

El sentido pleno de este gran episodio se nos da si lo leemos junto al capítulo ocho del mismo libro de Nehemías, en uno de los fragmentos más famosos e importantes de toda la Biblia, que tiene como protagonista al sacerdote Esdras. Es un momento crucial de la refundación religiosa y comunitaria del pueblo, con una particular fuerza lírica: “Entonces todo el pueblo se juntó como un solo hombre en la plaza que estaba delante de la puerta de las Aguas, y pidieron al escriba Esdras que trajera el libro de la Ley de Moisés… Y Esdras el sacerdote trajo la ley delante de la asamblea de hombres, mujeres y todos los que podían entender… Y cuando abrió el libro todo el pueblo se puso de pie. Esdras alabó al Señor, el gran Dios, y todo el pueblo, con las manos levantadas, exclamó: ‘¡Amén! ¡Amén!’… Todo el pueblo lloraba al oír las palabras de la Ley” (cap. 8: 1-9). Otro bellísimo amén – ¡qué lindo sería poder repetir uno de estos ‘amén’ como nuestra última palabra en la tierra!

Este relato no es solo un punto de origen (tal vez es el punto) de la tradición del uso litúrgico y comunitario de la Escritura; es también el don de la palabra, de la Torá a todo el pueblo – la lectura duró varias horas, y todos estaba de pie. Ya no más monopolios de escribas y sacerdotes, acá la palabra se vuelve un elemento esencial para un nuevo pacto social, una resurrección colectiva – la palabra pueblo se repite doce veces. Y el exilio ha realmente acabado. En la historia de Israel hubo otros momentos de transmisión de la palabra. Pero la Biblia quiso darnos este momento particular, un acto solemne presentado con la fuerza de un testamento, para marcar el comienzo de una nueva época, que puede ser la nuestra.

Hay un detalle importante: aquella asamblea popular tiene lugar ‘en la plaza que estaba delante de la puerta de las Aguas’. Este acontecimiento litúrgico y espiritual decisivo no se realiza en el templo, lo que significa que la Palabra tiene prioridad por sobre el templo – hay que recordar que en Jerusalén el templo nunca dejó de funcionar. En este pasaje encontramos un fundamento de la verdadera laicidad bíblica: la palabra puede ser anunciada, quizás debe ser anunciada en la plaza, en las calles de la ciudad, donde después sigue caminando en ‘procesión’ – una procesión civil que recuerda las procesiones que se hacían al momento de las fundaciones de los primeros Montes de Piedad en el siglo XV.
Desde ese día sabemos que para proclamar la palabra de Dios no hay lugar más litúrgico que una calle, que una plaza, que un mercado. Con aquella plaza frente a las puertas de las Aguas regresa la primera pequeña carpa que a los pies del Sinaí cubría el Arca de la alianza con las tablas de la Torá adentro. Un día esa carpa se convierte en el gran templo de Salomón, pero en el pueblo nunca se había apagado la nostalgia de aquella primera carpa móvil, de pobreza y libertad, de cuando ‘había solo una voz’. Y esta será siempre la raíz de la profecía con la que se termina la Biblia: en la nueva Jerusalén “no vi templo alguno” (Ap 21:22), y ‘el árbol de la vida’ se encontraba ‘‘en medio de las calles de la ciudad’’(22:2).

Volvamos a la cultura jubilar. La nueva fundación comunitaria litúrgica, la laicidad de las plazas superando a la sacralidad del templo, se preparó con el pacto económico-social del perdón de las deudas, provocado por el grito de las mujeres del capítulo cinco. Nehemías primero restableció la comunión y la justicia en el orden de las relaciones sociales, los bienes y las deudas, y solo después refundó la liturgia y proclamó la palabra. Un mensaje de un valor inmenso. Nehemías hizo la asamblea en la plaza porque esa asamblea litúrgica ya era una asamblea política y social.

Las reformas religiosas, litúrgicas, ‘espirituales’ que no están precedidas por reformas económicas, financieras y sociales no solamente son inútiles: son altamente perjudiciales, ya que le terminan dando un crisma sagrado a las injusticias, a las relaciones sociales equivocadas y a los abusos.

Tampoco este jubileo nuestro será inútil si antes de pasar por las puertas santas y por las indulgencias plenarias somos capaces de nuevos pactos sociales, de borrar algunas deudas, de liberar al menos un esclavo, de escuchar el grito de las mujeres y los pobres. Pero hasta ahora no parece que esos actos jubilares estén a la orden del día en nuestras comunidades.

[checked_out] => 0 [checked_out_time] => 0000-00-00 00:00:00 [catid] => 1171 [created] => 2025-04-08 05:45:45 [created_by] => 64 [created_by_alias] => Luigino Bruni [state] => 1 [modified] => 2025-05-19 06:33:22 [modified_by] => 64 [modified_by_name] => Antonella Ferrucci [publish_up] => 2025-04-08 05:45:45 [publish_down] => 0000-00-00 00:00:00 [images] => {"image_intro":"","float_intro":"","image_intro_alt":"","image_intro_caption":"","image_fulltext":"","float_fulltext":"","image_fulltext_alt":"","image_fulltext_caption":""} [urls] => {"urla":false,"urlatext":"","targeta":"","urlb":false,"urlbtext":"","targetb":"","urlc":false,"urlctext":"","targetc":""} [attribs] => {"article_layout":"","show_title":"","link_titles":"","show_tags":"","show_intro":"","info_block_position":"","info_block_show_title":"","show_category":"","link_category":"","show_parent_category":"","link_parent_category":"","show_associations":"","show_author":"","link_author":"","show_create_date":"","show_modify_date":"","show_publish_date":"","show_item_navigation":"","show_icons":"","show_print_icon":"","show_email_icon":"","show_vote":"","show_hits":"","show_noauth":"","urls_position":"","alternative_readmore":"","article_page_title":"","show_publishing_options":"","show_article_options":"","show_urls_images_backend":"","show_urls_images_frontend":"","helix_ultimate_image":"images\/2025\/04\/08\/Campo_Volpedo@AnFerrucci_ant.jpg","helix_ultimate_image_alt_txt":"","spfeatured_image":"images\/2025\/04\/08\/Campo_Volpedo@AnFerrucci_ant.jpg","helix_ultimate_article_format":"standard","helix_ultimate_audio":"","helix_ultimate_gallery":"","helix_ultimate_video":"","video":""} [metadata] => {"robots":"","author":"","rights":"","xreference":""} [metakey] => [metadesc] => [access] => 1 [hits] => 195 [xreference] => [featured] => 1 [language] => es-ES [on_img_default] => 0 [readmore] => 8949 [ordering] => 0 [category_title] => ES - Economía del gozo [category_route] => economia-civile/it-economia-della-gioia [category_access] => 1 [category_alias] => es-economia-del-gozo [published] => 1 [parents_published] => 1 [lft] => 94 [author] => Luigino Bruni [author_email] => ferrucci.anto@gmail.com [parent_title] => Economia Civile [parent_id] => 1024 [parent_route] => economia-civile [parent_alias] => economia-civile [rating] => 0 [rating_count] => 0 [alternative_readmore] => [layout] => [params] => Joomla\Registry\Registry Object ( [data:protected] => stdClass Object ( [article_layout] => _:default [show_title] => 1 [link_titles] => 1 [show_intro] => 1 [info_block_position] => 0 [info_block_show_title] => 1 [show_category] => 1 [link_category] => 1 [show_parent_category] => 1 [link_parent_category] => 1 [show_associations] => 0 [flags] => 1 [show_author] => 0 [link_author] => 0 [show_create_date] => 1 [show_modify_date] => 0 [show_publish_date] => 1 [show_item_navigation] => 1 [show_vote] => 0 [show_readmore] => 0 [show_readmore_title] => 0 [readmore_limit] => 100 [show_tags] => 1 [show_icons] => 1 [show_print_icon] => 1 [show_email_icon] => 1 [show_hits] => 0 [record_hits] => 1 [show_noauth] => 0 [urls_position] => 1 [captcha] => [show_publishing_options] => 1 [show_article_options] => 1 [save_history] => 1 [history_limit] => 10 [show_urls_images_frontend] => 0 [show_urls_images_backend] => 1 [targeta] => 0 [targetb] => 0 [targetc] => 0 [float_intro] => left [float_fulltext] => left [category_layout] => _:blog [show_category_heading_title_text] => 0 [show_category_title] => 0 [show_description] => 0 [show_description_image] => 0 [maxLevel] => 0 [show_empty_categories] => 0 [show_no_articles] => 0 [show_subcat_desc] => 0 [show_cat_num_articles] => 0 [show_cat_tags] => 1 [show_base_description] => 1 [maxLevelcat] => -1 [show_empty_categories_cat] => 0 [show_subcat_desc_cat] => 0 [show_cat_num_articles_cat] => 0 [num_leading_articles] => 0 [num_intro_articles] => 14 [num_columns] => 2 [num_links] => 0 [multi_column_order] => 1 [show_subcategory_content] => -1 [show_pagination_limit] => 1 [filter_field] => hide [show_headings] => 1 [list_show_date] => 0 [date_format] => [list_show_hits] => 1 [list_show_author] => 1 [list_show_votes] => 0 [list_show_ratings] => 0 [orderby_pri] => none [orderby_sec] => rdate [order_date] => published [show_pagination] => 2 [show_pagination_results] => 1 [show_featured] => show [show_feed_link] => 1 [feed_summary] => 0 [feed_show_readmore] => 0 [sef_advanced] => 1 [sef_ids] => 1 [custom_fields_enable] => 1 [show_page_heading] => 0 [layout_type] => blog [menu_text] => 1 [menu_show] => 1 [secure] => 0 [helixultimatemenulayout] => {"width":600,"menualign":"right","megamenu":0,"showtitle":1,"faicon":"","customclass":"","dropdown":"right","badge":"","badge_position":"","badge_bg_color":"","badge_text_color":"","layout":[]} [helixultimate_enable_page_title] => 1 [helixultimate_page_title_alt] => Economia della gioia [helixultimate_page_subtitle] => Economia Civile [helixultimate_page_title_heading] => h2 [page_title] => Economía del gozo [page_description] => [page_rights] => [robots] => [access-view] => 1 ) [initialized:protected] => 1 [separator] => . ) [displayDate] => 2025-04-08 05:45:45 [tags] => Joomla\CMS\Helper\TagsHelper Object ( [tagsChanged:protected] => [replaceTags:protected] => [typeAlias] => [itemTags] => Array ( [0] => stdClass Object ( [tag_id] => 218 [id] => 218 [parent_id] => 1 [lft] => 433 [rgt] => 434 [level] => 1 [path] => economia-della-gioia [title] => Economia della gioia [alias] => economia-della-gioia [note] => [description] => [published] => 1 [checked_out] => 0 [checked_out_time] => 2025-03-11 09:40:54 [access] => 1 [params] => {"tag_layout":"","tag_link_class":"label label-info"} [metadesc] => [metakey] => [metadata] => {"author":"","robots":""} [created_user_id] => 64 [created_time] => 2025-03-11 09:40:54 [created_by_alias] => [modified_user_id] => 0 [modified_time] => 2025-03-11 09:40:54 [images] => {"image_intro":"","float_intro":"","image_intro_alt":"","image_intro_caption":"","image_fulltext":"","float_fulltext":"","image_fulltext_alt":"","image_fulltext_caption":""} [urls] => {} [hits] => 896 [language] => * [version] => 1 [publish_up] => 2025-03-11 09:40:54 [publish_down] => 2025-03-11 09:40:54 ) ) ) [slug] => 20035:el-jubileo-empieza-afuera-del-templo-con-acciones-concretas-y-en-la-plaza [parent_slug] => 1024:economia-civile [catslug] => 1171:es-economia-del-gozo [event] => stdClass Object ( [afterDisplayTitle] => [beforeDisplayContent] => [afterDisplayContent] => ) [text] =>

Economía de la alegría 3/ La cultura jubilar atraviesa profundamente a la Biblia, como en dos episodios cruciales del libro de Nehemías

Luigino Bruni

publicado en Avvenire el 08/04/2025

La cultura jubilar no se debe limitar solo a los textos que legislan expresamente el Jubileo o el año sabático. En varios libros de la Biblia hay, de hecho, pasajes con dimensiones decisivas para entender el humanismo bíblico. Después del análisis del libro de Jeremías, ahora miremos de cerca un capítulo del libro de Nehemías, un alto funcionario (copero) de la corte deArtajerjes, el rey persa (465-424 a.c.). Nehemías fue un hebreo laico nacido en el exilio, que, como Esther, llegó a los más altos cargos de la corte, y luego se convirtió en gobernandor de Judea bajo la ocupación persa. Nehemías, mientras estaba en Susa, tomó conciencia de las míseras condiciones de los judíos de Jerusalén: “Los que se libraron del destierro sufren grandes males y humillaciones. Los muros de Jerusalén fueron derribados” (Neh 1:3). Nehemías sintió un llamado (cap. 2), pidió al rey ser enviado a Jerusalén para reconstruir la ciudad. Cuando una parte de los exiliados en Babilonia regresó a su patria, la convivencia con los hebreos que permanecieron en Jerusalén no fue nada fácil. Había razones económicas y patrimoniales muy claras - las tierras de los deportados que, en parte, habían pasado a las familias que se quedaron, ahora entraban en reclamo -; pero también había razones teológicas y religiosas: los que habían evadido la deportación tendían a tratar a los deportados como culpables, merecedores del exilio (un gesto muy común de tantas comunidades).

[jcfields] => Array ( ) [type] => intro [oddeven] => item-even )
El Jubileo empieza afuera del templo, con acciones concretas y «en la plaza»

El Jubileo empieza afuera del templo, con acciones concretas y «en la plaza»

Economía de la alegría 3/ La cultura jubilar atraviesa profundamente a la Biblia, como en dos episodios cruciales del libro de Nehemías Luigino Bruni publicado en Avvenire el 08/04/2025 La cultura jubilar no se debe limitar solo a los textos que legislan expresamente el Jubileo o el año sabático....
stdClass Object
(
    [id] => 19985
    [title] => Paz y libertad en riesgo para los que siguen a falsos profetas
    [alias] => paz-y-libertad-en-riesgo-para-los-que-siguen-a-falsos-profetas
    [introtext] => 

Economía de la alegría 2/ Qué nos enseña la cuestión bíblica de la liberación de los esclavos durante el asedio babilónico de Jerusalén

Luigino Bruni

publicado en Avvenire el 25/03/2025

La cultura sabática y jubilar instruye a todo el humanismo bíblico. La celebración semanal del shabbat, luego la del año sabático y por último la del Jubileo, usaban el ritmo cíclico para crear una verdadera y propia cultura sabática. La Iglesia ha usado también durante siglos el método cíclico de liturgia y de fiestas para crear la cultura cristiana y la christianitas. Toda cultura popular nace del culto, por tanto, de acciones repetidas, cotidianas y cíclicas. Lo vemos claramente en el capitalismo con sus tantos cultos a las compras, incluyendo el último rito de entrar en un negocio y pagar 20 euros para recibir ‘a ciegas’ un paquete que nunca fue retirado por el comprador – antes de que llegara la religión capitalista, con estos paquetes huérfanos habríamos hecho un sorteo con fines benéficos. Por eso, en la historia bíblica los gestos sabáticos no seguían solamente el ritmo de los siete años. Se podían hacer también por fuera del año sabático o del jubileo, como lo sabemos, entre otras cosas, por un episodio narrado por el profeta Jeremías – los profetas son importantes para comprender la cultura jubilar bíblica.

[fulltext] =>

Estamos en Jerusalén, que desde hace tiempo es asediada por Nabucodonosor y su ejército babilonio, un asedio que llevará a la destrucción de la ciudad en 587 a.C. (o 586), y luego al exilio. El reino de Juda ya había perdido autonomía. Diez años antes, en lo que fue la primera deportación, Nabucodonosor había deportado al entonces rey Joacim y en su lugar había puesto a Sedequías, el último rey del reino de Juda, un rey que “hizo lo malo ante los ojos del Señor” (2 Reyes 24:19). Este rey, pequeño y débil, durante los varios meses de asedio a Jerusalén, realiza un gesto importante: “El Señor se dirigió a Jeremías, después de que el rey Sedequías hiciera un pacto con todos los habitantes de Jerusalén para dejar libres a los esclavos: cada uno debía poner en libertad a su esclavo y a su esclava hebreos, para que nadie retuviera a un hermano judío en servidumbre. Todos los jefes y todo el pueblo aceptaron los términos del pacto, y dejaron libres a sus esclavos y no los obligaron más a servirles” (Jer 34:8-10). Estamos ante un posible hecho histórico. Sedequías, quizás como último recurso político-religioso para evitar la derrota total y siguiendo el consejo de Jeremías, celebra un pacto con el pueblo, un gesto que se asemeja mucho al año sabático. Repite además, tal como parece, el rito de la alianza de Abraham, con el paso de los contrayentes por entre los dos pedazos del becerro descuartizado (Jer 34:17-21). Este gesto jubilar tenía que ver particularmente con la liberación de los esclavos. En aquel tiempo un hebreo se volvía esclavo de otro hebreo por deudas. Eran esclavos económicos. La Ley recibida por Moisés establecía que la esclavitud económica no podía durar más de seis años (el más antiguo código Hammurabi preveía un máximo de tres años: § 117). En aquella cultura la esclavitud no podía ser para siempre, un fracaso en el plano económico no debía convertirse en una condena de por vida, en una cadena perpetua civil, la economía no era la última palabra sobre la vida. Los esclavos no se liberan y las deudas no se cancelan si no hay entre nosotros un pacto más profundo que los contratos. Milenios después de la ley bíblica, hemos escrito constituciones y códigos que en cierto modo son más humanos y más éticos que la Ley-Torah (gracias también a la semilla bíblica convertida en árbol), pero no hemos sido capaces de imaginar un tiempo distinto, un tiempo de liberación de los muchos esclavos y las muchas deudas de los infortunados, porque hemos anulado cualquier pacto que fuese más profundo que los contratos.

Jeremías sabía que la ley sabática no había sido respetada en los tiempos pasados: “Así dice el Señor, Dios de Israel: ‘Yo hice un pacto con vuestros padres el día que los saqué de la tierra de Egipto, donde servían como esclavos’. Les dije: ‘Después de siete años cada uno de ustedes dejará en libertad al hermano hebreo que le fue vendido y que le ha servido por seis años, y lo dejará libre’. Pero vuestros padres no me escucharon, ni prestaron atención” (Jer 34:12-14). Los padres no habían vivido la cultura sabática. Jeremías entonces se preguntaba si las cosas esta vez serían diferentes.

Por el relato nos enteramos enseguida que el pueblo obedece, que por lo tanto los esclavos son efectivamente liberados: “Todos los jefes y todo el pueblo aceptaron los términos del pacto, y dejaron libres a sus esclavos y no los obligaron más a servirles” (Jer 34:10). Todo parece encaminarse hacia una verdadera conversión, los esclavos son de verdad liberados, después de tantos fracasos en el pasado. Ante a la inminencia de la tragedia mayor, el pacto de liberación de Sedequías parece finalmente haber triunfado.

Pero he aquí el giro en la trama: esos libertadores “volvieron a tomar a los esclavos y a las esclavas a quienes habían dejado en libertad, y los redujeron a servidumbre como esclavos y esclavas” (34,11). Estamos ante un anti-arrepentimiento, una conversión perversa que anula la primera conversión buena. El pueblo cambia de idea y restablece la condición desigual original. No sabemos las razones de este arrepentimiento al revés, pero probablemente su causa principal fue un debilitamiento transitorio del asedio de Nabucodonosor (34:22). Una retirada táctica temporaria produce una nueva ola de ideología nacionalista por parte de los falsos profestas que habían combatido siempre a Jeremías. En el verano del 587, de hecho, Nabucodonosor suspende el asedio de Jerusalén. Los falsos profetas, siempre buscando la ocasión para ilusionar al pueblo en beneficio propio, habían usado ese evento temporal para convencer al rey de que también esta vez (como en tiempos del profeta Isaías y de la derrota de los Asirios), Dios estaba interviniendo, estaba ocurriendo el milagro: David iba a derrocar de nuevo a Goliat. Fue suficiente, por tanto, la disminución del gran miedo para que se violara aquel pacto de liberación, para que se negara la alianza. Los esclavos fueron liberados por un momento, el sueño se desvaneció y volvieron a la casa de servidumbre.

El elemento fundamental de todo pacto es el tiempo. El pacto es un bien de duración. En el día del matrimonio podemos y debemos decir ‘‘para siempre’’, con toda la verdad y la sinceridad de las que somos capaces; podemos arrepentirnos verdaderamente y prometer un cambio en nuestras vidas, decírselo a los otros y a nosotros mismos. Pero solo Dios y sus verdaderos profetas pueden cambiar la realidad de las cosas diciéndolas. A nosotros no nos alcanza con decir palabras para crear una nueva realidad: esas palabras deben convertirse en carne, individual y colectiva, necesita entonces del tiempo. También María necesitó nueve meses. No podemos hoy saber el grado de verdad de las palabras que estamos pronunciado ahora sinceramente – esta ignorancia sobre el resultado de nuestras conversiones sinceras forma parte del repertorio moral del homo sapiens, incluso de los mejores. Quizás solo al final, en el abrazo con el ángel de la muerte, descubriremos la verdad-carne de las palabras más lindas que hemos dicho con sinceridad a lo largo de nuestras vidas.

Pero los arrepentimientos perversos más graves y terribles son los colectivos, cuando una comunidad o una entera generación reniega de las palabras y de los gestos que sus profetas dijeron o hicieron en algún momento brillante de la historia. Levantamos muros que un día más lindo habíamos derribado, cerramos fronteras que un día espléndido habíamos abierto, dejamos morir a niños con un excelente boletín de notas cosido a la camiseta (no nos olvidemos) en un mare nostrum convertido en mare monstrum. Y después basta con fingir un ‘debilitamiento del asedio’ para que los falsos profetas nos convenzan de que no hay ninguna crisis climática, que somos inocentes, que los culpables son los glaciares y los ríos. Bastó con un pequeño cambio en los intereses mutuos de la geopolítica para borrar palabras mayores pronunciadas después de grandes heridas colectivas, grabadas en las lápidas de nuestras plazas, en nuestros cementerios y en nuestras constituciones. Y nosotros volvemos a las carlingas con los cuadrantes de muerte, seguimos a los flautistas de Hamelín que nos convencen de armar la guerra citando a los verdaderos profetas de ayer. Volvemos a las calles y vamos en busca de los esclavos, los metemos dentro de cárceles hechas de ideologías meritocráticas y lidercráticas, los condenamos por ser culpables de su pobreza y su desgracia. Otra vez Caín vence a Abel, el fratricidio a la fraternidad, Jezabel elimina de nuevo a Nabot, Urías es otra vez asesinado por David, el Gólgota le gana a la tumba vacía.

Los falsos profetas hicieron de todo durante años para negar las crisis y el final del reino, convencieron a (casi) todos de que el verdadero enemigo no era Nabucodonosor sino Jeremías, que quería engañar al pueblo con su tesis complotista y derrotista. Citaban a Isaías para refutar a Jeremías, asi como nosotros citamos a De Gasperi para volver a armarnos, usamos incluso la ‘espada’ del Evangelio para justificar nuestras espadas. Construimos nuevas Fortalezas Bastianis, les mandamos nuevos Giovanni Drogo a defenderla de enemigos imaginarios, para quizás descubrir al final que el verdadero enemigo a combatir era solo el miedo a morir de nuestra civilización moribunda.

La Biblia y la historia de la humanidad están marcadas por una profunda lucha entre profetas honestos y profetas falsos. Con una constante: el poder escucha (casi) siempre a los falsos profetas. Y así, incluso si a veces en momentos de grandes temores y dolores colectivos (guerras, dictaduras, tragedias, pandemias…), logramos creer en los profetas verdaderos y logramos convertirnos, después de un par de semanas o meses los falsos profetas ganan otra vez. Y nosotros otra vez volvemos a las calles a cazar a los esclavos que habíamos liberado un día mejor.

Vuelvan verdaderos profetas, vuelvan ahora, la ciudad va a ser otra vez destruida.

Dedicado al Papa Francisco.

[checked_out] => 0 [checked_out_time] => 0000-00-00 00:00:00 [catid] => 1171 [created] => 2025-03-25 07:35:14 [created_by] => 64 [created_by_alias] => Luigino Bruni [state] => 1 [modified] => 2025-05-19 06:41:14 [modified_by] => 64 [modified_by_name] => Antonella Ferrucci [publish_up] => 2025-03-25 07:35:14 [publish_down] => 0000-00-00 00:00:00 [images] => {"image_intro":"","float_intro":"","image_intro_alt":"","image_intro_caption":"","image_fulltext":"","float_fulltext":"","image_fulltext_alt":"","image_fulltext_caption":""} [urls] => {"urla":false,"urlatext":"","targeta":"","urlb":false,"urlbtext":"","targetb":"","urlc":false,"urlctext":"","targetc":""} [attribs] => {"article_layout":"","show_title":"","link_titles":"","show_tags":"","show_intro":"","info_block_position":"","info_block_show_title":"","show_category":"","link_category":"","show_parent_category":"","link_parent_category":"","show_associations":"","show_author":"","link_author":"","show_create_date":"","show_modify_date":"","show_publish_date":"","show_item_navigation":"","show_icons":"","show_print_icon":"","show_email_icon":"","show_vote":"","show_hits":"","show_noauth":"","urls_position":"","alternative_readmore":"","article_page_title":"","show_publishing_options":"","show_article_options":"","show_urls_images_backend":"","show_urls_images_frontend":"","helix_ultimate_image":"images\/2025\/04\/02\/Margherite_gialle_01_ant1.jpg","helix_ultimate_image_alt_txt":"","spfeatured_image":"images\/2025\/03\/24\/Margherite_gialle_01_ant.jpg","helix_ultimate_article_format":"standard","helix_ultimate_audio":"","helix_ultimate_gallery":"","helix_ultimate_video":"","video":""} [metadata] => {"robots":"","author":"","rights":"","xreference":""} [metakey] => [metadesc] => [access] => 1 [hits] => 359 [xreference] => [featured] => 1 [language] => es-ES [on_img_default] => 0 [readmore] => 9252 [ordering] => 0 [category_title] => ES - Economía del gozo [category_route] => economia-civile/it-economia-della-gioia [category_access] => 1 [category_alias] => es-economia-del-gozo [published] => 1 [parents_published] => 1 [lft] => 94 [author] => Luigino Bruni [author_email] => ferrucci.anto@gmail.com [parent_title] => Economia Civile [parent_id] => 1024 [parent_route] => economia-civile [parent_alias] => economia-civile [rating] => 0 [rating_count] => 0 [alternative_readmore] => [layout] => [params] => Joomla\Registry\Registry Object ( [data:protected] => stdClass Object ( [article_layout] => _:default [show_title] => 1 [link_titles] => 1 [show_intro] => 1 [info_block_position] => 0 [info_block_show_title] => 1 [show_category] => 1 [link_category] => 1 [show_parent_category] => 1 [link_parent_category] => 1 [show_associations] => 0 [flags] => 1 [show_author] => 0 [link_author] => 0 [show_create_date] => 1 [show_modify_date] => 0 [show_publish_date] => 1 [show_item_navigation] => 1 [show_vote] => 0 [show_readmore] => 0 [show_readmore_title] => 0 [readmore_limit] => 100 [show_tags] => 1 [show_icons] => 1 [show_print_icon] => 1 [show_email_icon] => 1 [show_hits] => 0 [record_hits] => 1 [show_noauth] => 0 [urls_position] => 1 [captcha] => [show_publishing_options] => 1 [show_article_options] => 1 [save_history] => 1 [history_limit] => 10 [show_urls_images_frontend] => 0 [show_urls_images_backend] => 1 [targeta] => 0 [targetb] => 0 [targetc] => 0 [float_intro] => left [float_fulltext] => left [category_layout] => _:blog [show_category_heading_title_text] => 0 [show_category_title] => 0 [show_description] => 0 [show_description_image] => 0 [maxLevel] => 0 [show_empty_categories] => 0 [show_no_articles] => 0 [show_subcat_desc] => 0 [show_cat_num_articles] => 0 [show_cat_tags] => 1 [show_base_description] => 1 [maxLevelcat] => -1 [show_empty_categories_cat] => 0 [show_subcat_desc_cat] => 0 [show_cat_num_articles_cat] => 0 [num_leading_articles] => 0 [num_intro_articles] => 14 [num_columns] => 2 [num_links] => 0 [multi_column_order] => 1 [show_subcategory_content] => -1 [show_pagination_limit] => 1 [filter_field] => hide [show_headings] => 1 [list_show_date] => 0 [date_format] => [list_show_hits] => 1 [list_show_author] => 1 [list_show_votes] => 0 [list_show_ratings] => 0 [orderby_pri] => none [orderby_sec] => rdate [order_date] => published [show_pagination] => 2 [show_pagination_results] => 1 [show_featured] => show [show_feed_link] => 1 [feed_summary] => 0 [feed_show_readmore] => 0 [sef_advanced] => 1 [sef_ids] => 1 [custom_fields_enable] => 1 [show_page_heading] => 0 [layout_type] => blog [menu_text] => 1 [menu_show] => 1 [secure] => 0 [helixultimatemenulayout] => {"width":600,"menualign":"right","megamenu":0,"showtitle":1,"faicon":"","customclass":"","dropdown":"right","badge":"","badge_position":"","badge_bg_color":"","badge_text_color":"","layout":[]} [helixultimate_enable_page_title] => 1 [helixultimate_page_title_alt] => Economia della gioia [helixultimate_page_subtitle] => Economia Civile [helixultimate_page_title_heading] => h2 [page_title] => Economía del gozo [page_description] => [page_rights] => [robots] => [access-view] => 1 ) [initialized:protected] => 1 [separator] => . ) [displayDate] => 2025-03-25 07:35:14 [tags] => Joomla\CMS\Helper\TagsHelper Object ( [tagsChanged:protected] => [replaceTags:protected] => [typeAlias] => [itemTags] => Array ( [0] => stdClass Object ( [tag_id] => 218 [id] => 218 [parent_id] => 1 [lft] => 433 [rgt] => 434 [level] => 1 [path] => economia-della-gioia [title] => Economia della gioia [alias] => economia-della-gioia [note] => [description] => [published] => 1 [checked_out] => 0 [checked_out_time] => 2025-03-11 09:40:54 [access] => 1 [params] => {"tag_layout":"","tag_link_class":"label label-info"} [metadesc] => [metakey] => [metadata] => {"author":"","robots":""} [created_user_id] => 64 [created_time] => 2025-03-11 09:40:54 [created_by_alias] => [modified_user_id] => 0 [modified_time] => 2025-03-11 09:40:54 [images] => {"image_intro":"","float_intro":"","image_intro_alt":"","image_intro_caption":"","image_fulltext":"","float_fulltext":"","image_fulltext_alt":"","image_fulltext_caption":""} [urls] => {} [hits] => 896 [language] => * [version] => 1 [publish_up] => 2025-03-11 09:40:54 [publish_down] => 2025-03-11 09:40:54 ) ) ) [slug] => 19985:paz-y-libertad-en-riesgo-para-los-que-siguen-a-falsos-profetas [parent_slug] => 1024:economia-civile [catslug] => 1171:es-economia-del-gozo [event] => stdClass Object ( [afterDisplayTitle] => [beforeDisplayContent] => [afterDisplayContent] => ) [text] =>

Economía de la alegría 2/ Qué nos enseña la cuestión bíblica de la liberación de los esclavos durante el asedio babilónico de Jerusalén

Luigino Bruni

publicado en Avvenire el 25/03/2025

La cultura sabática y jubilar instruye a todo el humanismo bíblico. La celebración semanal del shabbat, luego la del año sabático y por último la del Jubileo, usaban el ritmo cíclico para crear una verdadera y propia cultura sabática. La Iglesia ha usado también durante siglos el método cíclico de liturgia y de fiestas para crear la cultura cristiana y la christianitas. Toda cultura popular nace del culto, por tanto, de acciones repetidas, cotidianas y cíclicas. Lo vemos claramente en el capitalismo con sus tantos cultos a las compras, incluyendo el último rito de entrar en un negocio y pagar 20 euros para recibir ‘a ciegas’ un paquete que nunca fue retirado por el comprador – antes de que llegara la religión capitalista, con estos paquetes huérfanos habríamos hecho un sorteo con fines benéficos. Por eso, en la historia bíblica los gestos sabáticos no seguían solamente el ritmo de los siete años. Se podían hacer también por fuera del año sabático o del jubileo, como lo sabemos, entre otras cosas, por un episodio narrado por el profeta Jeremías – los profetas son importantes para comprender la cultura jubilar bíblica.

[jcfields] => Array ( ) [type] => intro [oddeven] => item-odd )
Paz y libertad en riesgo para los que siguen a falsos profetas

Paz y libertad en riesgo para los que siguen a falsos profetas

Economía de la alegría 2/ Qué nos enseña la cuestión bíblica de la liberación de los esclavos durante el asedio babilónico de Jerusalén Luigino Bruni publicado en Avvenire el 25/03/2025 La cultura sabática y jubilar instruye a todo el humanismo bíblico. La celebración semanal del shabbat, luego l...
stdClass Object
(
    [id] => 19953
    [title] => El Jubileo, un “tiempo sabático” para dar respiro a nuestra vida
    [alias] => el-jubileo-un-tiempo-sabatico-para-dar-respiro-a-nuestra-vida
    [introtext] => 

Economía de la alegría /1 - Las fuentes judías inician el viaje al significado de un evento con potencial revolucionario: ¿por qué no somos “amos” de nada?

Luigino Bruni

publicado en Avvenire el 11/03/2025

El jubileo bíblico era sobre todo una cuestión económica y social. Era el anuncio de un año diferente, extraordinario, en el que se liberaba a los esclavos, se restituía la tierra a los propietarios originales, se condonaban las deudas. La palabra jubileo viene de la palabra hebrea jôbel, el sonido del cuerno de carnero con el que se daba inicio a ciertas fiestas. Pero quizás también haya un eco de otra palabra hebrea, jabal, que significaba ‘restituir, despedir’, lo que enfatiza las dimensiones sociales y económicas. El jubileo era un año sabático al cuadrado, que ocurría cada siete años sabáticos, es decir, cada 49 años, redondeados a 50.

[fulltext] =>

Para entender el jubileo cristiano hace falta mirar el jubileo bíblico, y para entender este hace falta comenzar por el año sabático, y por lo tanto por el shabbat, el sábado. La parte fundamental de las Escrituras es el capítulo 25 del Levítico. Ahí están los tres pilares del Jubileo: la tierra, las deudas y los esclavos. En el Jubileo debían cumplirse, con mayor radicalidad, los gestos de la fraternidad humana (deudas y esclavos) y cósmica (tierra y plantas) que se celebran en el año sabático, cada siete años. En este año especial la tierra debe reposar. Y si un terreno fue alienado por una familia en caso de necesidad, cada uno regresa a su propiedad anterior: “El año cincuenta será declarado santo y se proclamará en la tierra la liberación de todos sus habitantes. Será para ustedes un jubileo; cada uno volverá a su posesión y a su familia… no sembrarán ni cosecharán lo que haya brotado por sí mismo, ni tampoco vendimiarán las viñas que estén sin podar… Comerán solamente lo que los campos produzcan por sí mismos” (Lv 25:10-12). Luego las deudas: “Si uno de tus hermanos que convive contigo empobrece y sus medios para contigo decaen, tú lo sustentarás como a un extranjero o a un peregrino, para que viva contigo. No tomarás interés ni usura de él… No le prestarás dinero a interés ni le proveerás alimentos a ganancia” (Lv 25:35-37). En las normas sobre el jubileo no se habla explícitamente de la remisión o la cancelación de deudas, porque en el jubileo, al ser un año sabático, queda descontado lo que se debía hacer cada siete años: “Al cabo de siete años perdonarán todas las deudas. En esto consiste la remisión: todo aquel que dio un préstamo con el cual obligó a su prójimo perdonará a su deudor” (Dt 15:1-2). Por último, los esclavos: “Y cuando tu hermano empobrezca estando contigo, y se venda a ti… trabajará para ti hasta el año del jubileo; entonces él y sus hijos podrán irse y volver a su familia y a la propiedad de sus padres… tanto él como sus hijos quedarán en libertad en el año del jubileo” (Lv 25:39-41,54). Y en el libro del Deuteronomio hay detalles importantes: “Si un hermano tuyo, hebreo o hebrea, te es vendido, te servirá por seis años, pero al séptimo año lo pondrás en libertad. Y cuando lo liberes, no lo mandarás con las manos vacías. Lo abastecerás de tu rebaño, de tu parcela y de tu lagar” (15:12-14). No solo el esclavo será liberado, sino que la liberación estará acompañada del excedente del don. No se puede permanecer deudor por siempre, no se es esclavo para siempre: solo en seis tiempos, no en el séptimo.

El año sabático sigue la misma lógica del shabbat (sábado), de esa estupenda institución del Antiguo Testamento sin la cual no se puede captar el humanismo bíblico. El shabbat es el ícono máximo de ese principio tan querido por el Papa Francisco: el tiempo es superior al espacio, porque poniendo un sello de gratuidad un día en la semana se sustrae el tiempo al dominio absoluto y predador de los humanos: “para que puedan descansar tu buey y tu asno y para que puedan respirar los hijos de tu esclava, así como el extranjero” (Ex 23:11-12). Si no puedes un día aprovechar tus animales, la tierra, el empleado, el extranjero, tú mismo, entonces tú, homo sapiens, no eres el amo del mundo. Solo eres un habitante, como todos los otros: tienes más poder, pero no eres el dueño de la tierra, del trabajo, de los animales, de los árboles, de los océanos, de la atmósfera. Porque la tierra es siempre tierra prometida nunca alcanzada, porque todos los bienes son bienes comunes. Y lo es también aquel pedazo de tierra de nuestra casa, lo son también los bienes que legítimamente compramos en el mercado, lo es también nuestra cuenta bancaria. Antes de la propiedad privada, existe en el mundo una ley de gratuidad más profunda y general que tiene que ver con todo y con todos, una profecía radical de fraternidad humana y cósmica. La tierra no es “las propiedades” de Mazzarò (G. Verga), los trabajadores no son siervos ni esclavos, los animales no valen solamente en relación con nosotros: antes que nada, cada cosa vale en relación a sí misma. Porque para la Biblia toda propiedad es imperfecta, todo dominio es segundo, todo contrato es incompleto, ningún hombre es real y únicamente extranjero, la fraternidad viene antes que las deudas y los créditos, y cambia su naturaleza.

El shabbat es entonces un anticipo de otro tiempo, del ‘séptimo tiempo’ de Joaquín de Fiore y de los franciscanos, de un tiempo mesiánico en el que todo y todos seremos solo y siempre shabbat. Por lo tanto, es la distancia que hay entre la ley del año sabático y la de los otros seis años el primer indicador del capital ético y espiritual de una civilización, de cualquier civilización. Es la distancia entre el ciudadano y el extranjero, entre nuestros derechos y los de toda criatura, entra la tierra que hoy uso y la tierra que le dejo a los hijos, es lo que habla de la calidad moral de la sociedad humana. Cuando en cambio olvidamos que hay un día diferente y libre que no está bajo nuestro control, la tierra ya no respira, los animales y las plantas valen solo en cuanto se les saca provecho, los extranjeros no se convierten nunca en gente de la casa, las jerarquías se vuelven despiadadas, los líderes ya no son seguidores, el trabajo no es más hermano trabajo sino solo de esclavo o patrón.

Jesús tenía muy presente el Jubileo, como recuerda Luca, que nos muestra a Jesús apenas de regreso a Nazareth leyendo en la sinagoga el capítulo de Isaías relativo al año jubilar: “El Espíritu del Señor está sobre mí… me ha ungido para proclamar buenas noticias a los pobres, me ha enviado a anunciar la libertad de los presos y a dar la vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos y a proclamar un año en el que el Señor concederá su gracia” (Lc 4:18-19). Un ‘año de gracia del Señor’ (aphesis), o sea, un año de liberación: un año jubilar. La crítica de Jesús era a un shabbat que estaba perdiendo profecía, para decirnos que el Reino de los cielos es un shabbat permanente, un séptimo tiempo que se vuelve todo el tiempo nuevo. Eso que el Deuteronomio le asigna al año sabático - “que no haya pobres entre ustedes” (Dt 15:4) – será regla de la vida ordinaria en la nueva comunidad del Reino: “No había entre ellos ningún necesitado” (Hec 4:34).

Es probable que el pueblo de Israel nunca haya celebrado el año jubilar a lo largo de su historia, lo dicen las reiteradas denuncias de los profetas por los esclavos no liberados, por las deudas no condonadas y por las tierras no devueltas. Tampoco los cristianos lograron hacer de la comunión de bienes su economía normal, no entraron en la economía sabática del Reino.

Si Occidente hubiera tomado en serio la cultura del jubileo no habríamos engendrado el capitalismo, o habría sido muy diferente. Nuestro capitalismo se ha convertido, de hecho, en el anti-shabbat, en su negación, su anticristo, su profecía al revés: “El capitalismo es la celebración de un culto ‘sin tregua y sin piedad’. No hay ningún ‘día de semana’, ningún día que no sea festivo en el sentido pavoroso del despliegue de toda la pompa sagrada, del más extremo esfuerzo de los fieles” (W. Benjamin, El capitalismo como religión, 1921). No conoce el reposo, el trabajo no se quita nunca su yugo; ninguna hora, ningún día, ningún tiempo es diferente a los demás, la tierra es solo un recurso aprovechable, y mejor si se convierte en tierra rara.

La presencia del año jubilar es en la Biblia su principal dispositivo anti-idolátrico. Una civilización que consume el tiempo como mercancía es técnicamente idólatra, porque haciéndose dueña de todos los días y de todos los tiempos hace de sí misma la única cosa venerable. El capitalismo es idolatría porque ha firmado la muerte definitiva del séptimo tiempo, ha devorado el shabbat y el domingo transformándolo en week-end, que es la apoteósis del consumismo.

El año jubilar empezó desde hace algunos meses. Para pocos de nosotros empezó un tiempo diferente. No estamos haciendo respirar a la tierra, no estamos liberando a ningún deudor o a ningún esclavo. En estas semanas haremos, con esta nueva serie de artículos, una peregrinación a través del espíritu del jubileo, en su economía de la alegría.

Tal vez el pueblo de Israel escribió las normas del año jubilar para hacer memoria de la gran liberación del exilio babilónico, por lo tanto del regreso de los esclavos a casa y la restitución de la tierra. El gran trauma del exilio se convierte en un año jubilar forzado, que Israel se vio obligado a vivir después de haberlo olvidado durante mucho tiempo: “Nabucodonosor deportó a Babilonia a los que se salvaron de la espada… hasta que la tierra hubiera gozado de sus sábados” (2 Crónicas 36:20-21). Fue en el exilio que el pueblo aprendió el jubileo. ¿Quedaremos también nosotros obligados a aprender otra economía de la tierra y de las relaciones sociales por el exilio ecológico y las nuevas guerras?

[checked_out] => 0 [checked_out_time] => 0000-00-00 00:00:00 [catid] => 1171 [created] => 2025-03-11 07:00:58 [created_by] => 64 [created_by_alias] => Luigino Bruni [state] => 1 [modified] => 2025-05-19 06:42:36 [modified_by] => 64 [modified_by_name] => Antonella Ferrucci [publish_up] => 2025-03-11 07:00:58 [publish_down] => 0000-00-00 00:00:00 [images] => {"image_intro":"","float_intro":"","image_intro_alt":"","image_intro_caption":"","image_fulltext":"","float_fulltext":"","image_fulltext_alt":"","image_fulltext_caption":""} [urls] => {"urla":false,"urlatext":"","targeta":"","urlb":false,"urlbtext":"","targetb":"","urlc":false,"urlctext":"","targetc":""} [attribs] => {"article_layout":"","show_title":"","link_titles":"","show_tags":"","show_intro":"","info_block_position":"","info_block_show_title":"","show_category":"","link_category":"","show_parent_category":"","link_parent_category":"","show_associations":"","show_author":"","link_author":"","show_create_date":"","show_modify_date":"","show_publish_date":"","show_item_navigation":"","show_icons":"","show_print_icon":"","show_email_icon":"","show_vote":"","show_hits":"","show_noauth":"","urls_position":"","alternative_readmore":"","article_page_title":"","show_publishing_options":"","show_article_options":"","show_urls_images_backend":"","show_urls_images_frontend":"","helix_ultimate_image":"images\/2025\/03\/10\/Economia_gioia_01_ant.jpg","helix_ultimate_image_alt_txt":"","spfeatured_image":"images\/2025\/03\/10\/Economia_gioia_01_ant.jpg","helix_ultimate_article_format":"standard","helix_ultimate_audio":"","helix_ultimate_gallery":"","helix_ultimate_video":"","video":""} [metadata] => {"robots":"","author":"","rights":"","xreference":""} [metakey] => [metadesc] => [access] => 1 [hits] => 434 [xreference] => [featured] => 1 [language] => es-ES [on_img_default] => 0 [readmore] => 9344 [ordering] => 0 [category_title] => ES - Economía del gozo [category_route] => economia-civile/it-economia-della-gioia [category_access] => 1 [category_alias] => es-economia-del-gozo [published] => 1 [parents_published] => 1 [lft] => 94 [author] => Luigino Bruni [author_email] => ferrucci.anto@gmail.com [parent_title] => Economia Civile [parent_id] => 1024 [parent_route] => economia-civile [parent_alias] => economia-civile [rating] => 0 [rating_count] => 0 [alternative_readmore] => [layout] => [params] => Joomla\Registry\Registry Object ( [data:protected] => stdClass Object ( [article_layout] => _:default [show_title] => 1 [link_titles] => 1 [show_intro] => 1 [info_block_position] => 0 [info_block_show_title] => 1 [show_category] => 1 [link_category] => 1 [show_parent_category] => 1 [link_parent_category] => 1 [show_associations] => 0 [flags] => 1 [show_author] => 0 [link_author] => 0 [show_create_date] => 1 [show_modify_date] => 0 [show_publish_date] => 1 [show_item_navigation] => 1 [show_vote] => 0 [show_readmore] => 0 [show_readmore_title] => 0 [readmore_limit] => 100 [show_tags] => 1 [show_icons] => 1 [show_print_icon] => 1 [show_email_icon] => 1 [show_hits] => 0 [record_hits] => 1 [show_noauth] => 0 [urls_position] => 1 [captcha] => [show_publishing_options] => 1 [show_article_options] => 1 [save_history] => 1 [history_limit] => 10 [show_urls_images_frontend] => 0 [show_urls_images_backend] => 1 [targeta] => 0 [targetb] => 0 [targetc] => 0 [float_intro] => left [float_fulltext] => left [category_layout] => _:blog [show_category_heading_title_text] => 0 [show_category_title] => 0 [show_description] => 0 [show_description_image] => 0 [maxLevel] => 0 [show_empty_categories] => 0 [show_no_articles] => 0 [show_subcat_desc] => 0 [show_cat_num_articles] => 0 [show_cat_tags] => 1 [show_base_description] => 1 [maxLevelcat] => -1 [show_empty_categories_cat] => 0 [show_subcat_desc_cat] => 0 [show_cat_num_articles_cat] => 0 [num_leading_articles] => 0 [num_intro_articles] => 14 [num_columns] => 2 [num_links] => 0 [multi_column_order] => 1 [show_subcategory_content] => -1 [show_pagination_limit] => 1 [filter_field] => hide [show_headings] => 1 [list_show_date] => 0 [date_format] => [list_show_hits] => 1 [list_show_author] => 1 [list_show_votes] => 0 [list_show_ratings] => 0 [orderby_pri] => none [orderby_sec] => rdate [order_date] => published [show_pagination] => 2 [show_pagination_results] => 1 [show_featured] => show [show_feed_link] => 1 [feed_summary] => 0 [feed_show_readmore] => 0 [sef_advanced] => 1 [sef_ids] => 1 [custom_fields_enable] => 1 [show_page_heading] => 0 [layout_type] => blog [menu_text] => 1 [menu_show] => 1 [secure] => 0 [helixultimatemenulayout] => {"width":600,"menualign":"right","megamenu":0,"showtitle":1,"faicon":"","customclass":"","dropdown":"right","badge":"","badge_position":"","badge_bg_color":"","badge_text_color":"","layout":[]} [helixultimate_enable_page_title] => 1 [helixultimate_page_title_alt] => Economia della gioia [helixultimate_page_subtitle] => Economia Civile [helixultimate_page_title_heading] => h2 [page_title] => Economía del gozo [page_description] => [page_rights] => [robots] => [access-view] => 1 ) [initialized:protected] => 1 [separator] => . ) [displayDate] => 2025-03-11 07:00:58 [tags] => Joomla\CMS\Helper\TagsHelper Object ( [tagsChanged:protected] => [replaceTags:protected] => [typeAlias] => [itemTags] => Array ( [0] => stdClass Object ( [tag_id] => 218 [id] => 218 [parent_id] => 1 [lft] => 433 [rgt] => 434 [level] => 1 [path] => economia-della-gioia [title] => Economia della gioia [alias] => economia-della-gioia [note] => [description] => [published] => 1 [checked_out] => 0 [checked_out_time] => 2025-03-11 09:40:54 [access] => 1 [params] => {"tag_layout":"","tag_link_class":"label label-info"} [metadesc] => [metakey] => [metadata] => {"author":"","robots":""} [created_user_id] => 64 [created_time] => 2025-03-11 09:40:54 [created_by_alias] => [modified_user_id] => 0 [modified_time] => 2025-03-11 09:40:54 [images] => {"image_intro":"","float_intro":"","image_intro_alt":"","image_intro_caption":"","image_fulltext":"","float_fulltext":"","image_fulltext_alt":"","image_fulltext_caption":""} [urls] => {} [hits] => 896 [language] => * [version] => 1 [publish_up] => 2025-03-11 09:40:54 [publish_down] => 2025-03-11 09:40:54 ) ) ) [slug] => 19953:el-jubileo-un-tiempo-sabatico-para-dar-respiro-a-nuestra-vida [parent_slug] => 1024:economia-civile [catslug] => 1171:es-economia-del-gozo [event] => stdClass Object ( [afterDisplayTitle] => [beforeDisplayContent] => [afterDisplayContent] => ) [text] =>

Economía de la alegría /1 - Las fuentes judías inician el viaje al significado de un evento con potencial revolucionario: ¿por qué no somos “amos” de nada?

Luigino Bruni

publicado en Avvenire el 11/03/2025

El jubileo bíblico era sobre todo una cuestión económica y social. Era el anuncio de un año diferente, extraordinario, en el que se liberaba a los esclavos, se restituía la tierra a los propietarios originales, se condonaban las deudas. La palabra jubileo viene de la palabra hebrea jôbel, el sonido del cuerno de carnero con el que se daba inicio a ciertas fiestas. Pero quizás también haya un eco de otra palabra hebrea, jabal, que significaba ‘restituir, despedir’, lo que enfatiza las dimensiones sociales y económicas. El jubileo era un año sabático al cuadrado, que ocurría cada siete años sabáticos, es decir, cada 49 años, redondeados a 50.

[jcfields] => Array ( ) [type] => intro [oddeven] => item-even )
El Jubileo, un “tiempo sabático” para dar respiro a nuestra vida

El Jubileo, un “tiempo sabático” para dar respiro a nuestra vida

Economía de la alegría /1 - Las fuentes judías inician el viaje al significado de un evento con potencial revolucionario: ¿por qué no somos “amos” de nada? Luigino Bruni publicado en Avvenire el 11/03/2025 El jubileo bíblico era sobre todo una cuestión económica y social. Era el anuncio de un año...