ABCDEconomía de Luigino Bruni
Capital. No solo de capitalismo
publicado en el semanario Vita del 1 de mayo de 2009
Una guía para redescubrir las palabras clave de la acción económica una vez que los mitos han caído y las burbujas se han desinflado. Hasta ahora, Luigino Bruni ha analizado las siguientes palabras: Felicidad, Beneficio, Mercado, Banca, Inversión, Responsabilidad, Reglas, Interés, Organización y Reciprocidad. Esta semana, primer parte de la palabra «Capital».
La historia de la economía puede verse también como la evolución del significado de capital. CAPITAL deriva del latín caput, capitis, que significa “cabeza” y también “lo principal, aquello de lo que descienden las partes”. Uno de los primeros significados económicos de CAPITAL fue de tipo financiero, donde el CAPITAL (parte principal, caput) generaba elementos secundarios (intereses) que descendían de él.
ABCDEconomía "Capital" (original italiano)
En la antigüedad el CAPITAL estaba formado por las “cabezas” de ganado, que eran una importante forma de riqueza. Con la economía clásica, entre los siglos XVIII y XIX el CAPITAL pasó a ser el principal factor productivo (junto con el trabajo y la tierra) del que dependerá primariamente el sistema económico que, no por casualidad, recibirá a partir de Marx precisamente el nombre de “capitalismo”.
Para el marxismo, el CAPITAL (que es también el título de la obra más importante de Marx publicada en 1867) se convierte en la clave de lectura no sólo de la dinámica económica sino de toda la sociedad. En la apropiación de los medios de producción (el CAPITAL) por parte de los capitalistas se ve el origen y la explicación de todas las desigualdades e injusticias sociales (y entre ellas la apropiación indebida por parte de los capitalistas del valor creado por los trabajadores).
Marx teorizó que el capitalismo tendría una naturaleza transitoria, ya que la ley endógena del movimiento de la historia conduciría a su superación. La idea de la superación del capitalismo dominó el debate teórico hasta la segunda guerra mundial. Por ejemplo, el economista liberal austriaco J.A. Schumpeter, que es uno de los mayores científicos sociales del siglo XX, escribía esto en la introducción a uno de sus libros más importantes (Capitalismo, socialismo y democracia, publicado en 1942): «¿Podrá el capitalismo sobrevivir? No, no creo que pueda».
La explicación de esta profecía suya estaba radicada en el deterioro de la función innovadora de los empresarios, que Schumpeter vislumbraba ya al nacer el capitalismo financiero, dominado por unas pocas grandes empresas. Los economistas teóricos liberales no han vuelto a hablar del final del capitalismo hasta esta crisis. Uno de los motivos de este eclipse está en la frecuente confusión que se da entre capitalismo y economía de mercado. Al no poderse cuestionar en la actualidad la economía de mercado, tampoco se cuestiona el capitalismo.
Pero en realidad la economía de mercado no coincide con el capitalismo. La primera nació mucho antes que el capitalismo y conoció varias formas no capitalistas, que convivieron con el capitalismo (recordemos el movimiento cooperativo) y no hay duda de que le sobrevivirá.
Durante las últimas décadas, la palabra CAPITAL está ganando en distinción y autonomía con respecto al capitalismo. Así, se habla de CAPITAL humano y de CAPITAL social, entendidos como nuevos factores de producción de los que depende la producción de la riqueza (entre otras cosas).
El primero en incorporarse al debate fue el CAPITAL humano, cuando importantes economistas de la posguerra (G. Becker entre ellos) comenzaron a construir modelos en los que explicaban que una empresa o un sistema económico crecen cuando, además del capital físico, financiero y tecnológico, disponen también de CAPITAL humano, es decir de personas cualificadas y preparadas que han invertido en formación aumentando de este modo su valor CAPITAL y por ello el de su empresa.
Realmente esta idea ya aparecía en algunos economistas clásicos como Pareto, a finales del siglo XIX, o como el veneciano Ortes, cuando afirmaba que la riqueza de un pueblo era su gente (1792).
En el siguiente ejemplar de VITA, la segunda parte de la voz “Capital"