Luigino Bruni
publicado en Città Nuova N. 07/2009
Por fin se ha presentado el plan de la administración USA para sacar a las finanzas y a la economía norteamericana de la crisis. Pocos días antes a todos nos había alegrado el anuncio de Obama de gravar con un impuesto del 90% las fabulosas primas económicas recibidas por los directivos de los grupos aseguradores (en especial AIG) rescatados con el dinero de los ciudadanos de las funestas operaciones de realizadas por ellos mismos.
Sin embargo, a la vista de la intervención de tipo financiero que se acaba de decidir, no me queda más remedio que expresar mi profunda duda, tanto desde el punto de vista de la eficacia como de la equidad. El gobierno norteamericano ha anunciado que el Estado y la Reserva Federal (la FED, el banco central de EEUU) se harán cargo de buena parte de los activos tóxicos de los que en estos momentos están llenas las cajas de los bancos americanos y de todo el mundo. A diferencia de la propuesta de Bush (rechazada por los mercados financieros), en esta nueva operación se quiere que el sector público (Estado y FED) salve las finanzas en colaboración con el mercado, mediante la creación de nuevos fondos que serán comprados por el sector privado en subasta.
Se trata de fondos especiales, ya que gracias a la fuerte intervención pública, los compradores obtienen grandes ventajas tanto en términos de rentabilidad como de riesgo (que recae casi por completo sobre el gobierno y la FED).
¿Qué se pretende conseguir con una operación como esta? Curar la enfermedad con el mismo virus que la causó. De hecho, los que mayor partido sacarán de esta operación (de resultado final muy incierto) serán los mismos protagonistas de la crisis (así se explica el entusiasmo de Wall Street). Con toda probabilidad, los primeros que van a participar en estas subastas drogradas serán precisamente los creadores de esos activos tóxicos, que son quienes conocen mejor que nadie su valor efectivo.
Los segundos que van a ganar con esta operación son las agencias de rating que tendrán ingresos extraordinarios por la certificación de los nuevos títulos que se van a emitir. Un excelente premio para quienes se encuentran entre los principales responsables de esta crisis. Tengo que confesar que esta maniobra me sorprende y me preocupa mucho. ¿No se podía haber esperado a primeros de abril para acordar una acción mundial anticrisis durante el G20? Cierto es que Estados Unidos ha desencadenado esta crisis, pero no es menos cierto que no puede salir de ella en solitario.
Muchas personas han depositado una gran esperanza en el presidente Obama. Sin embargo, sus asesores económicos parece que están perfectamente alineados con el pensamiento único del capitalismo financiero. El primer enemigo del que Obama se tendrá que defender es precisamente ese capitalismo especulativo y sin prejuicios que ha crecido durante las dos últimas décadas de neoliberalismo y que sigue en su puesto después de las elecciones políticas.