El pensamiento de los menores, patrimonio global de la tierra.

Dedicado a Greta Thunberg y a todos los chicos que, como ella, solo piden que los tomemos en serio. #ClimateStrike #FridaysforFuture

Luigino Bruni

De la introducción al libro "Generación Hambre Cero", preparado por los muchachos del Movimiento de los Focolares en coedición con la FAO y New Humanity.

Los menores tienen su propio punto de vista acerca del mundo. Hacen muchas cosas, como los adultos, e incluso más. Con sus acciones cambian y mejoran el mundo cada día. La infancia y la adolescencia son un patrimonio global de la tierra, el primer bien común (common) global, el que más valor tiene, porque lleva en su seno la posibilidad misma de la continuidad de la vida humana. Pero los menores no solo saben hacer cosas, también saben pensar. Piensan, aunque de forma distinta a los adultos y tienen muchas ideas, porque no hace falta ser mayores para empezar a pensar de verdad. Nuestra civilización ama a los niños y a los adolescentes pero no conoce, y por tanto no aprecia, su pensamiento sobre el mundo. Sin embargo, su punto de vista es muy valioso y esencial: tienen ideas acerca de la economía, la política y el medio ambiente. Expresan su pensamiento con su propio su lenguaje, pero lo expresan y lo piensan. Viven en el mismo mundo que sus padres, pero lo viven y lo ven de forma distinta y por consiguiente lo piensan de forma distinta. 

El pensamiento de los muchachos está demasiado ausente de nuestro tiempo presente, hoy como en tiempos pasados. Sin embargo, ellos siempre han pensado, aunque el mundo pensado por ellos no fuera considerado interesante por los adultos y mucho menos útil para la vida social, económica y política. De esta manera, este gran patrimonio ha sido en gran parte descuidado, olvidado y no valorado. Nuestra sociedad, nuestra economía y nuestra política habrían sido mejores si hubiéramos tomado en serio este pensamiento distinto. Habrían sido más justas, más sostenibles y más bellas. El pensamiento de los muchachos ha sido y es el gran ausente en el debate público.

El modo como los chicos y las chicas ven el hambre y la piensan, por ejemplo, no es igual al modo adulto. Ellos son mucho más capaces que nosotros de ver los bienes económicos dentro de las relaciones. Son más sensibles a la desigualdad, dan poco peso al dinero, son generosos. Su pensamiento es concreto: no existe el hambre en el mundo, existen niños, muchachos, personas concretas que tienen hambre. Podemos hablarles mucho del hambre y de la pobreza, pero cuando la entienden de verdad es cuando se encuentran con alguien de carne y hueso que es pobre y tiene hambre. La televisión y la red sirven para muchas cosas, pero no para conocer el hambre y la pobreza, que son bienes de experiencia (experience goods), que solo se entienden cuando se viven y se tocan. Por eso, también su pensamiento es concreto y vivo, se puede tocar: como un pan olvidado por un cocinero o como la basura que tiramos al suelo los adultos y ellos recogen

Los chicos y las chicas deberían y deberán participar en el debate público sobre todos los temas. Interactuar con los políticos y los economistas, contar sus experiencias y expresar su pensamiento. Su pensamiento debería ser conocido por los principales políticos y economistas, porque lo necesitan, porque es un pan que no tienen y deberían tener. Los acontecimientos de estos días nos traen la buena noticia de que algunos políticos están cambiando y les están dando la palabra..El pensamiento de los menores va dirigido a todos, es un don para toda la sociedad. Hasta ahora lo hemos olvidado. Quizá haya llegado el tiempo de recordarlo. Relanzar este pensamiento distinto es esencial para el Bien común. Porque el Bien común estará más cerca cuando el pensamiento de los menores también sea acogido y escuchado.

 


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