Redescubramos los Montes frumentarios: el origen de la economía solidaria

Redescubramos los Montes frumentarios: el origen de la economía solidaria

La propuesta – Un proyecto colectivo sobre las primeras realidades del microcrédito, nacidas en el siglo XV por iniciativa de los franciscanos

Luigino Bruni

publicado en Avvenire el 11/01/2024

Surgió la idea de una investigación extendida a todos los archivos parroquiales, diocesanos, de órdenes religiosas y de hermandades, para desde abajo elaborar un mapa de estas instituciones olvidadas

El 2025 es un año importante para la economía solidaria y civil de Italia. Se cumplen seiscientos años del nacimiento del beato Marco da Montegallo, franciscano incansable y fundador de Montes de Piedad, y se cumplen trescientos cincuenta del nacimiento del veronese Scipione Maffei, que en su libro Dell’impiego del denaro (1744) demostró la legitimidad ética y cristiana del préstamo con interés (modesto). En plena preparación por estos aniversarios “financieros’’, llegué a mi tierra natal: hoy Roccafluvione y Marsia antes de la unificación de Italia. Hice algunas averiguaciones en el archivo parroquial, con la esperanza de encontrar la presencia antigua de algún Monte frumentario, aunque ningún viejo del pueblo recuerde algun Monte en esa zona. Ningún rastro en internet ni en los libros. Por lo tanto, no esperaba nada. Y sin embargo, hallé una verdadera mina.

No solo en mi parroquia había un Monte frumentario del que se conservaron dos registros, sino con la ayuda de un joven colega, Antonio Ferretti, y de algunos párrocos, he rastreado otros registros de Montes frumentarios en dos parroquias muy cercanas: Capodipiano (Monte di S. Orso) y Roccacasaregnano. Además, gracias al historiador Giuseppe Gagliardi, me enteré de un acta de una visita pastoral del obispo Zelli de 1833 a 1837, en la que se enumeran al menos 70 Montes frumentarios solo en la diócesis de Ascoli Piceno, de los cuales ocho están en las parroquias de montaña de mi comuna. Una presencia, por lo tanto, más generalizada y extendida de lo que hasta ahora se pensaba, una verdadera red de microcrédito, que duró siglos. De los Montes frumentarios ya hemos hablado en Avvenire. Con el vicedirector Marco Ferrando y Marco Ferrando hemos hecho también la serie de podcast Monte Frumentario Venarotta 01 500 rid “La terra del noi” (La tierra del nosotros). Estos Montes fueron fundados por franciscanos a finales del siglo XV, luego propagados por los Capuchinos y relanzados en el siglo XVIII por la acción pastoral del Papa Orsini (Benedicto XIII). Los franciscanos habían fundado primero los “Montes de Piedad” en las ciudades del Centro y del Norte de Italia, variantes cristianas de las Casas de empeño judías y antes de eso romanas. Pero en el campo y en el sur, donde la moneda era escasa y por lo tanto a menudo de usura, esos mismos franciscanos tuvieron la idea genial de dar vida a los “montes de grano”, pequeños bancos en los que en otoño se prestaba grano para las semillas y se lo restituía luego de la cosecha – se tomaba “a raso’’ y se reembolsaba “a colmo”: la diferencia era el interés. La idea era tan simple como maravillosa: si no hay moneda, o es demasiado cara, se puede tratar de transformar el grano en moneda (“grana”). Se saltearon un paso financiero y crearon un gran paso civil y cristiano por el que muchos pasaron y se salvaron. Los Montes frumentarios son importantes en tanto íconos perfectos de la vocación de nuestra economía, ya olvidada. De hecho, mientras el mundo protestante separaba el mercado del don - business is business y gift is gift – e inventaba así el capitalismo filantrópico, el mundo católico mezclaba mercado y don, gratuidad y contratos, solidaridad e intereses. El Monte no donaba el grano: lo prestaba (con intereses); pero ese préstamo tenía la misma sustancia y el mismo perfume que el ágape, porque al que no tenía semillas le permitía sembrar, y luego entonces tener pan. Y así explicaron lo que el crédito significa: creer, confianza, fides, vida, y que las comunidades no viven sin crédito, sin creer los unos en los otros.

Todo esto aparece también en esos dos viejos registros del Monte que hemos encontrado, empolvados, olvidados y hermosísimos en el pequeño y frío archivo parroquial de Marsia, donde yacían desde los años 30’, cuando fueron encontrados y salvados por el entonces párroco Giuseppe Ciabattoni. El primero, más antiguo, lleva escrito en la portada “año 1768”; el otro es de los años 1826 y siguientes. En un papel, con fecha del 17 de nov. de 1764, se lee: «Fue entregado el grano del Monte Frumentario de las S.S. Reliquias de esta iglesia Prevostale di Santo Stefano, a todos los firmantes en el presente libro bajo el orden que siguen los Alcaldes Domenico Martini y Giovanni Ruzzi de Casacagnano por cobrar en el mes de Agosto del futuro año 1765 por los nuevos alcaldes Pietro Martini y Antonio Cesarini». El Monte era llamado “frumentario” ya en el 1700, estaba dirigido por una Fraternidad (de las S.S. Reliquias), y administrado, según una antigua tradición de la Iglesia, por dos alcaldes (“sindici”), que solo duraban un año en el cargo. En el libro se observa que los alcaldes que en noviembre distribuían el grano no eran los que gestionaban las devoluciones en el verano siguiente - ¡vieja sabiduría institucional! En la hoja de 1765, de hecho, se lee: «El grano anotado en este libro no fue exigido debido a la mala cosecha ocurrida en el año 1765, cuando debía exigirse por parte de los Alcaldes Pietro Martini de Marsia y Antonio Cesarini de Casacagnano. Firmado F. Fratini, Preboste. 3 de octubre de 1765». No se lucraba con las desgracias, no se desesperaba a los pobres – también esta es una raíz.

Monte Frumentario Venarotta 02 500 ridDespués están las escrituras contables, numeradas en orden creciente por fecha (1,2,3…). Las monedas eran los paolis, los baiocchis y los escudos. La unidad de volumen era la quarta, pero también el rubbio y la prebenda – a mediados del siglo XIX en varios pueblos ascolanos el rubbio se dividía en 8 cuartas, la cuarta en 4 prebendas. Es interesante notar que el saldo de la deuda podía darse en granos, pero también en monedas o en jornadas de trabajo. En el segundo libro, con fecha del 10 de abril de 1826, se lee: «Giovanni, hijo de Vincenza de Gualdo, por cuanto tuvo una cuarta de grano al precio de diez paolis y medio, ha trabajado a cuenta una jornada, luego cumple con seis jornadas, y luego dos jornadas, y luego cuatro jornadas, y luego remanente de una prebenda de grano turco, dos paolis, y luego una cuarta de grano al precio de quince paolis». Por lo tanto, el de Marsia era un Monte híbrido: un poco frumentario (grano con grano), un poco pecuniario (pago del grano con moneda) y también laboral – esto también es el Artículo 1 de la Constitución. La escritura había sido tachada por los alcaldes en los respectivos pagos. Todos los escritos del Monte de Marsia y de las parroquias cercanas se detienen a fines de los años cincuenta del siglo XIX, en vísperas de la llegada de los piemonteses, cuando estas instituciones eclesiales fueron suprimidas – un capítulo para profundizar.

De esta propia experiencia hermosa nace una propuesta dirigida, en primer lugar, a ustedes lectores de Avvenire: dar vida a una investigación generalizada sobre los Montes frumentarios, en un ejercicio de inteligencia colectiva. Busquemos en los archivos parroquiales, diocesanos, de hermandades, de órdenes religiosas, para desde abajo hacer un mapeo de estas instituciones olvidadas. Hagamos una “comunidad” patrimonial, que se reapropie de un pasaje del propio capital cultural. No sirve ser especialista ni historiador, cualquiera que viva en un pueblo de montaña o del campo, sobre todo en el Centro, Sur o Islas (aunque casi todas las regiones tenían Montes) puede hacer su parte. Buscamos trazos de los Montes frumentarios, pero también de los “Montes de las dotes” (o de las vírgenes), de las castañas, de la lana, y quién sabe cuántos otros. Don Giuseppe de Luca, en los años cincuenta, tuvo la gran intuición de hacer un “Archivo italiano para la historia de la piedad”. También existe una historia de la piedad económica y financiaria que espera ser descubierta, conocida y valorizada. Las raíces no son el pasado: son el presente y el futuro. ¿Y cuál es el grano de hoy, la semilla a cuidar y a compartir para vivir? 2025 es el año jubilar: los jubileos bíblicos eran también, y sobre todo, cosas de pobres, de deudas y de créditos. Podéis escribir vuestro descubrimiento, pequeño o grande, a mi correo Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.. Los primeros resultados los presentaremos en algunas conferencias, a partir del 19 de marzo en Ascoli, para el aniversario del beato Marco da Montegallo, y cada tanto lo haremos en estas páginas. Buen Jubileo y buena investigación a todos y todas.

Los primeros resultados los presentaremos en algunas conferencias, a partir del 19 de marzo en Ascoli, para el aniversario del beato Marco da Montegallo, y cada tanto lo haremos en estas páginas. Buen Jubileo y buena investigación a todos y todas.


Una iniciativa con «Avvenire» 600 años después del nacimiento del beato Marco da Montegallo, el fraile que inició la experiencia de la que surgió el préstamo de grano a modesto interés para los campesinos en dificultad, y 350 años después de la de Scipione Maffei, que demostró la legitimidad cristiana de la mezcla de solidaridad y mercado.

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