En la campaña contra las máquinas tragaperras en los locales públicos han participado en 4 meses más de 30 ciudades italianas y miles de personas. El 10 de mayo, asamblea nacional. Entrevista al economista promotor de la idea. ¿Las finanzas? Sí, tienen cura, pero hay que extirpar los juegos de azar
por Elisabetta Proietti
publicado en Redattore Sociale.it el 03/03/2014
ROMA – En 4 meses han participado 32 ciudades italianas y miles de personas, individualmente y a través de asociaciones. La campaña “Slot Mob” se extiende cada día por nuevos lugares y llama a los ciudadanos al “juego bueno contra la pobreza y la dependencia de los juegos de azar”. Una avalancha que no parece que vaya a terminar. Todo lo contrario. El pasado fin de semana hubo 6 citas SlotMob de norte a sur, pasando por el centro de Italia y por las islas. Y esta mañana, ahora mismo, en Salerno muchas personas se han reunido en un bar-heladería que ha renunciado a las tragaperras, llamando la atención de los viandantes e invitándoles a participar en “juegos relacionales” en lugar de juegos de azar. Aunque de mucho juego, el SlotMob no es un juego, dicen sus promotores, sino un verdadero instrumento de ciudadanía activa, sobre todo en su preparación, así como una forma de formar cultural y políticamente a una ciudad.
“Los juegos de azar son una de las enfermedades más graves, con una gravedad cívica inaudita. Y la indiferencia civil es impresionante”. Estas palabras son de Luigino Bruni, profesor de Economía en la Universidad Lumsa y promotor de la economía civil. “Siempre ha habido vicios y debilidades, lo que ahora resulta escandaloso es que las multinacionales especulen con ello y lo promuevan para ganar millones. No podemos aceptarlo”.
Una mañana el profesor Bruni comenzó su “huelga del café”, negándose a consumir en los bares que tenían máquinas tragaperras y a partir de ahí surgió todo. El Eco di Bergamo fue el primer medio en entrevistar al profesor sobre esta forma de protesta y dio relieve a una noticia que tuvo mucha resonancia. “A partir de ahí y de la conversación con un compañero, Vittorio Pelligra, surgió la idea: ¿por qué no hacemos una action mob? Así nació la campaña SlotMob con las tres lógicas que constituyen su genoma: premiar a los gestores virtuosos, practicar juntos el ‘juego bueno’ (futbolín, risk…) y organizar una reunión para hablar de los contenidos. Todo se hace de forma totalmente espontánea, sin barreras, quien quiere entra en red y participa. No hay una estructura central, cada uno se organiza como puede y como quiere”.
Y nada de moralismos. Como sostiene Leonardo Becchetti, profesor en la Universidad Tor Vergata y otro de los economistas de SlotMob, en el libro que saldrá próximamente “Vidas en juego. Más allá del capitalismo slot” (contiene importantes aportaciones de asociaciones y expertos, entre los cuales se encuentra el mismo Luigino Bruni) “en los SlotMob se experimenta la alegría de vivir (…), quieren ser un shock cultural para un país perdido, quieren demostrar la fuerza de la acción de los ciudadanos. El mercado está hecho de oferta y demanda y la demanda somos nosotros. Hay muchas cosas que podemos hacer (…), votamos con nuestro consumo”.
Para Luigino Bruni “la idea antropológica que está detrás es que el bien es más fuerte que el mal”. Utilizando referencias bíblicas, dice que “el hombre es primero Adán y después Caín y hay que alimentar esta dimensión positiva. Hay que mostrar el árbol que crece en medio del bosque”. Bruni cita un libro de 1766 de Giacinto Dragonetti, jurista de los Abruzos, titulado “De las virtudes y los premios” en el que desarrollaba la teoría de que los pueblos no se desarrollan sólo castigando a los deshonestos, sino también premiando a los ciudadanos virtuosos. Pero hoy, argumenta Bruni, “la economía, tanto la teoría como la política económica, sólo conoce los incentivos, ha olvidado los premios”. Prosigue: “De los vicios solo nacen otros vicios, nunca virtudes, y el dinero que nace de un vicio es un dinero equivocado, porque casi siempre viene de los pobres. Estamos poniendo a las personas frágiles en manos de las multinacionales del juego”. El coste social es enorme (la necesidad de que las estructuras sanitarias se hagan cargo de los jugadores patológicos se está ampliando trágicamente) y el empobrecimiento es progresivo. Recordando que los italianos han jugado en 2012 casi 90.000 millones de euros, el profesor Bruni afirma: “Estamos distrayendo recursos, desviando dinero, tirándolo en distintos juegos y loterías y esto tiene un efecto inducido impresionante, estamos quitándoselo a la riqueza verdadera”.
¿Cómo se piensa utilizar el enorme capital social de los SlotMob? ¿Surgirá alguna propuesta de ley?
“De entrada seguiremos adelante, ampliando esta red, y a ver qué ocurre – responde Bruni -. No podemos abandonar. Hemos tenido reuniones en el Parlamento y el próximo día 10 de mayo tendremos una asamblea nacional para decidir cómo continuar”. Su idea, a la vista del éxito de los “flash mob”, a los que define como “un pedazo de humanismo económico”, consiste en “premiar también a otros, como restauradores y empresas agrarias que trabajan con bienes confiscados al crimen, en todos los sectores donde hay una fuerte competencia desleal”.
Usted conoce el mundo de los bancos y las finanzas. ¿No cree que formamos parte de un enorme juego del que parece imposible salir y en el que el azar juega con el pellejo de las personas, las relaciones, el trabajo y la confianza en el futuro?
"Mientras que los juegos de azar son algo marchito, pensado para ganar dinero con los frágiles, las finanzas eran una planta buena, los bancos estaban a favor de la ciudad. Después las finanzas se emborracharon y se transformaron en finanzas “slot”, haciendo apuestas y negando la economía que es provecho mutuo. El mercado nació como un lugar de asistencia mutua, donde la gente mejora intercambiando bienes. Lo que hay es una gran enfermedad de un cuerpo sano."
¿Se puede curar?
"Las finanzas tienen un alma buena, que todavía podemos salvar, como demuestran la Banca Etica, algunos bancos cooperativos, el Jak Bank de origen sueco que no cobra intereses. El juego no. Las finanzas necesitan una aspirina para curarse, el juego un antibiótico para extirparlo”.