El euro está siendo objeto de ataque por parte de los especuladores. Pedimos su opinión sobre la situación a los economistas Luigino Bruni y Stefano Zamagni
por Antonella Ferrucci
Luigino Bruni, ¿puede explicarnos qué está ocurriendo?
Lo que está ocurriendo demuestra que, por desgracia, Europa no es todavía una “comunidad” de pueblos y de estados. Como es conocido, los bancos centrales de los diferentes países son, por norma, prestamistas de última instancia, es decir, en caso de ataques especulativos, en caso de crisis graves del estado, tienen que intervenir con sus reservas para evitar efectos acumulativos (sólo hay que recordar lo que ocurrió en Italia en 1993 cuando Ciampi era gobernador de la Banca de Italia y tuvo que devaluar la lira).
El Banco Central Europeo, por reglamento, no ha querido desempeñar esta función por miedo a que los países débiles abusaran de ella. En la crisis de Grecia, en lugar de intervenir a tiempo, como haría cualquier Banco Central en estos casos, intervino con un mes de retraso después de mediaciones y compromisos. Esto ha hecho completamente ineficaz la intervención de salvamento. Ahora nos encontramos en pleno ataque especulativo sobre el euro y no tenemos los instrumentos necesarios para reaccionar adecuadamente.
Así pues, o Europa se convierte en una verdadera comunidad y empieza a razonar como un pueblo, o no saldremos de esta crisis. El euro, como cualquier otra moneda, solo muestra que detrás de la unidad monetaria hace falta algo más en el plano político y de la solidaridad. La fragilidad del euro es simplemente una foto de la fragilidad política de Europa y debemos actuar en este plano y no solo en el plano técnico y financiero.
¿Ve alguna otra cosa detrá de esta crisis?
Sí; dicho lo anterior, es cierto que detrás de esta crisis hay también un problema real. Occidente, desde América hasta Europa, está demasiado endeudado. Los bancos no hacen otra cosa que traspasar la deuda de un sujeto a otro. Todo eso a la larga es insostenible. Pronto esta crisis se extenderá al dólar y a la libra y nos veremos obligados a hacer una devaluación mundial y global. Esto comportará adaptar nuestro consumo y nuestro estilo de vida a los ingresos reales y no a unas finanzas hinchadas. Tengo mis dudas de que consigamos superar este momento sin demasiados traumas, pero quiero ser optimista.
Profesor Zamagni, la Unión Europea tiene responsabilidad en todo esto.
Sí, la responsabilidad de la Unión Europea es fuerte y la podemos atribuir a una serie de omisiones.
La primera: antes de la crisis no se pensó en crear un fondo de garantía, un Fondo Monetario Europeo, para hacer frente a emergencias como esta.
La segunda: no se ha creado ninguna agencia europea de calificación. Todas las agencias autorizadas son americanas (Standard & Poor's, Moody's y Fitch Ratings). El resultado está a la vista de todo el mundo. Es evidente que los Estados Unidos tienen interés en desestabilizar el euro y, en consecuencia, es obvio que las agencias americanas tienden a difundir noticias con el mismo objetivo.
La tercera omisión es que, después de haber creado el BCE, la Unión Europea nunca se ha ocupado de crear una autoridad europea equivalente para atender las políticas reales (no monetarias). Esto hace que los desequilibrios financieros repercutan inevitablemente en el mundo de la empresa (causando la pérdida de puestos de trabajo, etc ).
¿Qué podría añadir sobre las causas que nos han llevado a la crisis actual?
Podemos señalar otros dos “errores”, que han producido las consecuencias que hoy vemos:
El primero es técnico económico y aquí los economistas tienen una gran responsabilidad moral, porque el error es de tipo “teórico”. En la práctica se ha dado por supuesto que el riesgo financiero era de naturaleza “exógena”, es decir que al aumentar las transacciones el riesgo terminaría por anularse. Pero cualquier estudiante de primero de economía sabe que la naturaleza del riesgo es “endógena” y que el riesgo aumenta cuando aumentan las transacciones.
El segundo error es de tipo ético. Después de burlarnos durante años de la ética, diciendo que la economía no necesita lecciones de ética, nos hemos dado cuenta del error. El riesgo se ha transferido de los bancos a los ahorradores dispersos por el mundo sin tener en cuenta que la norma ética exige que el riesgo solo pueda transferirse si quien lo recibe tiene las espaldas cubiertas o, mejor dicho, “más cubiertas” que el sujeto del que procede el riesgo. Lo que ha ocurrido es precisamente lo contrario: los bancos han transferido el riesgo a los ahorradores a sabiendas de que no serían capaces de gestionarlo. Si ponemos todas estas cosas juntas, podemos obtener una clave de lectura para la situación actual.